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Los trabajadores de Bruguera no aceptan los compromisos del empresario Leo Antúnez.

La reunión celebrada ayer en el Departamento de Trabajo de la Generalitat de Cataluña entre altos cargos de la Administración, la representación de los trabajadores de Editorial Bruguera y el nuevo empresario de la sociedad, Leo Antúnez, terminó sin acuerdo entre las partes. Finalizada la reunión, el comité de empresa decidió proseguir con la huelga por considerar insuficientes las garantías.

El empresario uruguayo Leo Antúnez, nuevo accionista mayoritario de Editorial Bruguera, con el 90% del total del accionariado, se comprometió ayer, en la citada reunión, a invertir en la empresa 1.200.000 dólares, ampliables hasta dos millones de dólares (350 millones de pesetas al cambio actual) para el período comprendido entre el 1 de junio y el 30 de septiembre próximos.Los representantes sindicales exigieron a la parte empresarial pruebas documentales de esta inversión, a lo que Antúnez se comprometió a condición de que se abandonara la actual huelga. En este supuesto, los pruebas documentales exigidas serían presentadas con fecha de 30 de mayo. El comité de empresa consideró insuficientes las garantías ofrecidas y decidió continuar la huelga iniciada el pasado viernes.

Entre los asistentes a la reunión, y en nombre de la familia Bruguera, estuvo presente el abogado Frederic Malagelada que atestiguó que la compra por parte del empresario uruguayo se había realizado en firme y que un nuevo plazo del pago de esta compra vencía el día 30 de mayo. El importe de este plazo asciende a 15 millones de pesetas avalados por la empresa Fídias. Malagelada dijo también que si bien en un principio la compra parecía realizarse directamente por la persona del empresario Leo Antúnez, después ha sido aclarado que éste figuraba en calidad de representante de la empresa Fídias, SA, con sede social en la calle de Antonio Maura, número 8, de Madrid. Se trata, al parecer, de una empresa cuya sede central reside en Miami (Florida, EE UU).

A la salida de la reunión, se produjeron algunos incidentes. Algunos empleados de Editorial Bruguera, que en gran número se habían concentrado ante la sede del Departamento de Trabajo, intentaron agredir a Antúnez. El empresario fue protegido por la Policía Nacional para abandonar la zona.

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