Nuevo tratamiento de administración continua para la enfermedad de Parkinson
La implantación permanente de una bomba permite la mejoría de los síntomas
Un nuevo sistema de tratamiento de las complicaciones motoras de la enfermedad de Parkinson (dolencia que afecta aproximadamente al 1% de la población general y a un 5% de las personas mayores de 65-70 años) ha sido desarrollado y aplicado con éxito en la Clínica Universitaria de Navarra. Se trata de la administración continua, a través de un perfusor -o bomba- colocado en el abdomen del enfermo, de un fármaco con acción antiparkinsoniana. En opinión de José Ángel Obeso, quien ha ideado este tratamiento, los resultados terapéuticos obtenidos con estos dos pacientes deben calificarse de espectaculares.Lentitud, torpeza en la realización de movimientos voluntarios rigidez, temblor y marcha a pequeños pasos con inestabilidad en los giros son algunos de los síntomas más comunes de la enfermedad de Parkinson, mal que afecta al 1% de la población general y a un 5% de aquellas personas cuya edad oscila entre los 65 y los 70 años "La enfermedad de Parkinson está ocasionada por la pérdida de la capacidad de una zona del cerebro denominada sustancia negra, que sintetiza la dopamina. Precisamente la dopamina es la que activa otras partes del cerebro directamente relacionadas con la movilidad", afirma el doctor José Ángel Obeso, director de la Unidad de Movimientos Anormales del departamento de Neurología de la Clínica Universitaria de Navarra.
Avance histórico en los años sesenta
El tratamiento del mal de Parkinson experimentó un avance histórico a comienzos de la década de los años sesenta, cuando se demostró que la administración de levodopa -sustancia que se transforma en dopamina en el cerebro- era capaz de producir una notable mejoría en la movilidad de las personas aquejadas de esta enfermedad. El éxito inicial de la levodoterapia, sin embargo, se ha visto reducido en los últimos años al comprobarse que un elevado número de pacientes que responden adecuadamente en los primeros años presenta, posteriormente importantes complicaciones conforme aumenta el período bajo tratamiento.Se estima que al menos un 50% de los pacientes en tratamiento con levodopa no responde adecuadamente a este fármaco a los tres o cinco años de iniciado el tratamiento.
Este hecho hizo que la Unidad de Movimientos Anormales del departamento de Neurología de la Clínica Universitaria, en sus investigaciones, comenzase a estudiar, el Lisuride, un fármaco con acción antiparkinsoniana semejante a la de la levodopa. Los doctores José Ángel Obeso, José Manuel Martínez Lage y Rosario Luque, desarrollaron un nuevo tratamiento, que se basa en el mismo sistema qu e se utiliza con los enfermos de diabetes, a quienes se les administra insulina subcutánea. El perfusor, que tiene un precio de 100.000 pesetas, es un pequeño aparato similar en tamaño al de un paquete de cigarrillos, que va insertado en el abdomen y que funciona con una pila. Mediante un mecanismo programado, cada cierto tiempo se pone en funcionamiento una rueda que acciona unajeringuilla e introduce la correspondiente cantidad de Lisuride. Así durante las 24 horas del día.
El paciente puede aumentar a voluntad la dosis, en el supuesto de que sienta una disminución en la movilidad. Cada día se cambia la ampolla de Lisuride (situada en el perfusor) en una sencilla operación.
En colaboración con el labora torio Scherin, sintetizador del Lisuride, y con el doctor Jesús Tes guerres, de la cátedra de Endocrinología Experimental de la facultad de Medicina de la universidad Complutense, de Madrid, se han colocado con éxito, desde diciembre el pasado año, en dos pacientes sendos perfusores de Lisuride. El primero de estos pacientes al que se le ha aplicado la bomba de infusión continua, hace ahora cua tro meses, es María Dolores García Fernández, de 62 años, con Parkinson desde 1960, quien ha comentado que "resulta sorprendente la habilidad que he adquirido con las manos: me gusta hacer punto y realizo paños de mesa en tres o cuatro días, mientras que antes tardaba seis meses. Ahora puedo comer por mí misma y ando casi perfectamente, porque anteriormente lo hacía encorvada, sin poder mirar al cielo ni las copas de los árboles".
María Dolores García Fernández, una vallisoletana que se marchó a Latinoamérica para enseñar flisica en la Universidad en 1958 y que regresó a España cinco años después, tiene colocada la bomba de infusión continua de Lisuride las 24 horas del día con un programa ajustado a los requerimientos terapéuticos de su Parkinson concreto. "La única molestia es que, al tener bastante grasa en el abdomen, cuando me pinchan para hacer el orificio de entrada a la jeringuilla se forman pequeños bultos. Aparte de esto, todo lo demás son ventajas", asegura.
Según el doctor José Ángel Obeso, "de confirmarse estos resultados, "es concebible que la aplicación de sistemas de infusión continua utilizando Lisuride u otros fármacos con potente acción antiparkinsoniana contribuya a mejorar significativamente la calidad de vida de pacientes tratados crónicamente con levodopa, convirtiéndose en un recurso terapéutico rutinario en los próximos años".
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