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Sarney presenta una enmienda constitucional para elegir por voto directo al presidente de Brasil

El presidente brasileño, José Sarney, remitió al Congreso en la noche del martes una propuesta de enmienda constitucional que establece la elección para presidente de la República a través del voto directo, en dos vueltas. Esa propuesta fue enviada exactamente un año y 12 días después de que el mismo Sarney, entonces líder del partido del régimen militar, auspiciara la derrota de la enmienda Dante de Oliveira, que propugnaba la vuelta de las elecciones directas, después de una campaña multitudinaria por las "directas ya", que movilizó a millones de brasileños en 1984.

La propuesta enviada por el presidente Sarney no fija plazos para las elecciones, lo que implica el no establecer plazo para su propia permanencia en la presidencia, que heredó a la muerte de Tancredo Neves. Sarney, en todo caso, se apresuró a afirmar, "a título personal", que el mandato presidencial debería ser de cuatro años, y reafirmó que será la Asamblea Constituyente, que se elegirá en noviembre de 1986, la que fije plazos.En un discurso transmitido a la nación, el presidente brasileño dijo que tenía "la inmensa satisfacción de haber firmado ese mensaje, que es el rescate de un compromiso de Alianza Democrática [la coalición de Gobierno] frente al país". No mencionó que el programa de la alianza empezaba por afirmar el restablecimiento inmediato de elecciones directas. Ahora, Sarney ha preferido eliminar el inmediato del compromiso.

El texto de la propuesta enviada por el presidente y aprobada ayer es idéntico a la enmienda enviada por el general Joao Figueiredo en junio del año pasado, y retirada horas antes de la votación, cuando fue evidente que el Congreso agregaría la palabra inmediata a la propuesta de elección directa.

La cuestión de las elecciones directas será en los próximos meses motivo de intensos debates políticos en Brasil. La semana pasada, cuando se preparaba el envío al Congreso de la propuesta de realizar elecciones para las capitales de los Estados, varios grupos insistieron en que se incluyera una mención específica -aunque sin plazo fijado- a las presidenciales. Hubo un fuerte rechazo por parte de Alianza Democrática, que dejó en solitario la voz del gobernador de Río de Janeiro, el socialista Leonel Brizola, que jamás dejó de insistir en el carácter transitorio que debería tener el Gobierno de Tancredo Neves, y, con mucha más razón, el de José Sarney.

Para neutralizar la posición de Brizola, considerado el principal aspirante al voto popular, Sarney dio vuelta atrás. Hay, sin embargo, otra razón para ese súbito cambio: que a los brasileños ya les cuesta demasiado ver al ex líder político del régimen militar en el puesto de conductor de la nueva República.

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