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El magnate Rupert Murdoch amplia su imperio al adqurir una cadena de televisión estadounidense

El magnate de la Prensa Rupert Murdoch, de nacionalidad australiana, y el millonario petrolero tejano Marvin Davis han adquirido por 2.000 millones de dólares (360.000 millones de pesetas) la mayoría de acciones de la cadena de televisión norteamericana Metromedia. La compra de esta cadena, que cuenta con emisoras en las siete ciudades más importantes de Estados Unidos (Nueva York, Chicago, Boston, Los Angeles, Washington, Dallas y Houston), hace prever la aparición de una cuarta cadena nacional que competiría en el mercado con las tres grandes networks: ABC, CBS y NBC. Sin embargo, Murdoch se enfrenta ahora con la legislación antimonopolio norteamericana.

En un momento en que la estructura del mercado televisivo está cambiando radicalmente, tanto en la propiedad de los medios como en la oferta, multiplicada a raíz de la aparición de las nuevas tecnologías, la operación de Murdoch y Davis puede acelerar radicalmente este proceso. Entre ambos magnates controlan el 100% de las acciones de la compañía cinematográfica 20th Century Fox, lo que les asegura, además de la posibilidad de producir su propia programación, el disponer de una de las mayores librerías fílmicas del mundo.Los analistas estadounidenses consideran que con estas bazas Rupert Murdoch tiene la posibilidad de entrar en el suculento mercado de miles de emisoras locales de Estados Unidos, que se abastecen, básicamente, de las tres grandes cadenas nacionales, rompiendo así el monopolio de ABIS, CBS y NBC.. y consagrarse como el cuarto network. El magnate australiano era ya propietario de una cadena de televisión por cable. El imperio de Murdoch abarca en la actualidad los periódicos The Times y Sun en Inglaterra, un importante grupo de prensa y televisión en Australia y una red de difusión de televisión por satélite en Europa, entre otras cosas.

Sin embargo, su lugar habitual de residencia es Nueva York, desde donde dirige la empresa News Corporation, que controla los periódicos Sun-Times de Chicago, The Boston Herald, San Antonio Express y el New York Post, así como el famoso semanario neoyorquino The Village Voice. Ha sido precisamente la propiedad de estos periódicos la que le ha enfrentado a las leyes antimonopolio estadounidenses, ya que éstos se encuentran situados en los mismos estados dónde se hallan las emisoras de Metromedía adquiridas por Murdoch y Davis, lo que está prohibido por la ley.

De momento, la emisora de televisión de Boston ya ha sido revendida al grupo Hearst para poder mantener la propiedad del económicamente boyante The Boston Herald. Murdoch ha anunciado que se deshará de los demás periódicos que posee, aunque en este caso el problema sea la escasa rentabilidad de los mismos, concretamente del tabloide neoyorquino The New York Post, para el que se considera difícil encontrar comprador.

Roy Stewart, de la Agencia Federal de Comunicaciones estadounidense, indicó que hasta el momento los nuevos propietarios de Metromedia no se han comunicado con la Administración, ni han presentado ningún tipo de documentación. Preguntado sobre las posibles soluciones legales del caso, Stewart indicó que Murdoch podría pedir un permiso temporal para dirigir las emisoras de televisión mientras vendía los periódicos de Chicago y Nueva York.

Cambio de nacionalidad

Pero, aunque Murdoch consiguiera deshacerse de News Corporation, las leyes estadounidenses le plantean un nuevo obstáculo: su calidad de extranjero le impide ser propietario de más del 20% de una cadena de televisión. Tampoco esto ha hecho mella en el magnate australiano que ha anunciado su intención de adquirir la nacionalidad estadounidense.En Australia, donde Murdoch comenzó a edificar su imperio y donde aún posee varios periódicos y una cadena de televisión, el Australian Broadcasting Tribunal -la máxima autoridad en temas de difusión audiovisual-, tan pronto como ha conocido su intención de cambiar de nacionalidad, ha hecho saber que, a causa del mismo tipo de leyes, Murdoch podría verse obligado a vender sus propiedades australianas. La ley australiana prohíbe tanto la doble nacionalidad como que un extranjero posea más del 20% de las acciones de una cadena de televisión.

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