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Alberto Elmalem

Único descendiente de los judíos que vivieron en Toledo en la Edad Media que reside en la ciudad imperial

Alberto Elmalem es el único descendiente conocido, de aquellos 25.000 judíos que habitaron Toledo durante la Edad Media, que reside en la actualidad en la ciudad imperial. De nacionalidad española, aunque oriundo de Casablanca (Marruecos), se asentó en nuestro país en 1964. Tras visitar Toledo, quedó tan fascinado por la ciudad, que decidió vivir en ella hasta la muerte. Aquí instaló su negocio y fundó la Sociedad de Amistad Judeo-Cristiana. Levantó su restaurante, el Sinaí, en la calle de los Reyes Católicos, en pleno corazón del barrio judío, entre las dos sinagogas que existen en Toledo, la de Santa María la Blanca y la del Tránsito.

Alberto Elmalem Chocróm, a sus 62 años, es la envidia de centenares de judíos sefardíes que cada año visitan su Jerusalén, ¡la tierra a la que todos quisieran volver, a Sefarad, España en ladino. Nacido en Casablanca, "¡gnoraba -dice- que fuera de procedencia española. Tras la muerte de mi madre en 1967, hallé entre los documentos familiares una cédula de mis padres donde se decía que habían contraído matrimonio en Sevilla en 1902".Fue este documento lo que le motivó para solicitar la nacional¡dad española, "la misma de mis padres", añade. Alberto Elmalem recuerda a su bisabuela: "Ella hablaba constantemente de Toledo, de sus antepasados, la patria a la que un día habrían de regresar".

La tradición judía es muy fiel a sus principios, y entre los miles de sefardíes que han pasado por la ciudad de las tres culturas ocurrió que en 1975, un año después de que Alberto y Mar¡ Cruz, su esposa, llegaran a Toledo, una joven le hizo conmoverse hasta las entrañas: "Una chica californiana llegó al restaurante; venía con ¡un grupo de estudiantes". Se acercó a él ruborizada. Tras conocer que era judío, "me preguntó si sabía dónde estaba el número 13 de la calle del Ángel. Le expliqué que muy cerca de aquí", cuenta Elmalem. "La joven regresó al cabo de una hora muy excitada. Traía consigo una llave enorme, muy grande, del siglo XV. Resultó que esa llave había encajado perfectamente en la cerradura del número 13 de la calle del Ángel". Sus antepasados fueron legando la llave a las sucesivas generaciones y ésta había ajustado en uno de los portalones que Bellas Artes prohibe derrumbar. La casa está habitada hoy por una familia toledana.

Elmalem está muy satisfecho con el trato que los españoles le dispensan. La mayoría de los judíos que se acercan a su casa se interesan por el tema de ¡a discriminación racial. "Yo les digo que no, que en España no existe antisemitismo". Ante el hecho de que las cristaleras de su restaurante hayan sido en dos ocasiones objeto de violencia, comenta: "Sabemos quiénes son; no sé si pertenecen a la extrema derecha o a qué, pero el que unos jóvenes fanáticos hagan esto no quiere decir nada".

Los parecidos entre Toledo y Jerusalén, y más aún entre Toledo y la pequeña ciudad hebrea de Sefad, no son pura casualidad. "Sus calles, las casas, los patios, las murallas y hasta el físico de sus gentes" han sido influencias que no hay que desechar.

Alberto y Mar¡ Cruz, una católica cordobesa a quien conoció en Madrid, celebran desde hace seis años y cada 15 de Nissam (el primer lunes de Luna llena de primavera) la Pessah (cena ritual de la pascua.). Esta es una de las actividades de la Sociedad de Amistad Judeo-Cristiana, que este año ha congregado a más de 200 personas entre judíos y católicos.

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