El tratado de adhesión a la Comunidad Económica Europea se firmará entre el 11 y el 13 de junio

El tratado de adhesión de España y Portugal a la CEE se firmará el 11, 12 o 13 de junio en Madrid y Lisboa, según anunció ayer en Luxemburgo el ministro italiano de Asuntos Exteriores, Giulio Andreotti, asegurando que "será uno de esos días". Diversos jefes de Estado y de Gobierno -como Bettino Craxi, François Mitterrand, Margaret Thatcher y Helmut Kohl- quieren desplazarse personalmente a las capitales ibéricas para esta magna ocasión, según reveló Piero Calamia, embajador italiano ante la CEE.

Esto indica la importancia que se quiere dar al acontecimiento. La fecha se decidirá en los próximos días, tras resolver algunos problemas de calendario y de protocolo. Pero hay que firmar antes del 15 de junio para dar tiempo a Bélgica -con elecciones generales en diciembre- a ratificar el tratado antes del verano.Los titulares de Asuntos Exteriores de los diez debatieron ayer sólo brevemente la adhesión de España. Andreotti, como presidente de la reunión, evitó adrede que se entrara en la discusión de los detalles pendientes, como la cuota de la leche, pues la situación hubiera podido bloquearse. Los temas quedan remitidos a los embajadores, sobre los que ahora descansa una responsabilidad histórica.

Los embajadores se reunirán el jueves, y el viernes recibirán a la delegación española, presidida por Manuel Marín, para intentar concluir. "No hay que dejar que se pudra el asunto pues pudiera ir a peor", dijo el embajador español ante la CEE, Gabriel Ferrán, que en el coche de vuelta a Bruselas prenegoció con su homólogo italiano algunos puntos.

De lo que quedaba, "17 vigésimas partes están resueltas. Sólo quedan tres vigésimeas partes, y se resolverán rápidamente", aseguró Andreotti, citando la cuota de producción de leche y de tomate para España y las relaciones comerciales con América Latina, y añadiendo que "no creo que se naufragará en la leche o en el concentrado de tomate".

En la cuota lechera, Calamia aseguró que no se rebajará la oferta de la Presidencia italiana de seis millones de toneladas, y que, teóricamente, corresponde al nivel de producción de 1983. Países como Irlanda -que se benefició de una excepción a la regla al instaurarse en la CEE la cuota de producción de 1981 más un 1%-, Holanda, Dinamarca y la RFA consideran esta oferta como excesiva. España quiere llegar a unos 6,8 millones de toneladas.

El tema de Latinoamérica

En cuanto a América Latina, si España no consigue los contigentes de derecho nulo que quiere para importar tabaco, café, cacao y cefalópodos, podría conformarse con algunas ventajas arancelarias para estos países y algunos productos durante cinco años y resolver el tema desde dentro.

Tras la firma, España se incorporará con funcionarios observadores a las diversas reuniones de la CEE. El embajador español participará en los debates del Comité de Representantes Permanentes de la CEE (Coreper). Los ministros, naturalmente, sólo se incorporarán tras la adhesión efectiva. La plantilla de la misión española en Bruselas se va a ampliar en breve. El nuevo número dos será Javier Elorza, que reemplazará a Camilo Barcia, nombrado embajador en Tokio. Este verano habrá obras en las dependencias del Consejo de Ministros de la CEE para acoger a la delegación española.

Por otra parte, los diez no pudieron formalizar ayer el acuerdo sobre el aumento de los recursos financieros de la CEE del 1% al 1,4% de la base imponible del IVA. El Parlamento Europeo pidió que el sistema de la rebaja en la contribución británica sólo se aplicará hasta 1987; que el siguiente aumento de los recursos propios (al 1,6% en 1988) no tuvieran que ratificarlo los Parlamentos nacionales de los doce, y que, además, los diez decidieran ya aumentar, más allá de estos recursos, los fondos disponibles para la investigación tecnológica.

No obstante, Andreotti quiere que se envíe a los Parlamentos nacionales el texto del aumento de los recursos propios para que entre en vigor el 1 de enero de 1986, fecha también para la adhesión ibérica de la que no duda el italiano.