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Los comercios de Parla cerrarán el lunes como protesta por la muerte de dos vecinos en sendos atracos

La Asociación Profesional de Comerciantes de Parla ha convocado para el próximo lunes un cierre de todos los establecimientos como protesta por la muerte de dos personas en el transcurso de sendos atracos ocurridos con un día y medio de diferencia. Una de las víctimas, el comerciante Joaquín Gordo, será enterrado a las dos de la tarde de hoy en el cementerio municipal. La otra víctima, el policía nacional Miguel Breganciano, será trasladado a Santiago del Campo (Cáceres), donde sus restos serán inhumados. Los dos cadáveres permanecían ayer en el Instituto Anatómico Forense de Madrid.

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Hasta las dos horas de la tarde del pasado miércoles nadie en Parla, localidad de 70.000 habitantes situada al sur de Madrid, había muerto a consecuencia de un atraco. Joaquín Gordo, hijo del propietario de la tienda de decomisos Emi, fue el primero. Un hasta ahora desconocido asaltante le disparó en el abdomen cuando, al parecer, Gordo y un empleado se resistieron al atraco. Sobre el cierre metálico del establecimiento había ayer un crespón negro, un ramo de claveles y una cuartilla donde con bolígrafo estaba escrito: "Cerrado por defunción".Los comerciantes de Parla, unos 1.200, acogieron la noticia de la muerte de su compañero con indignación. Varios cientos de ellos se reunieron en asamblea en la noche del jueves en el salón de bodas, bautizos y comuniones El Brillante. La reunión comenzó hacia las nueve y apenas llevaba una hora y pico de desarrollo cuandoalguien entró gritando:"Han matado a un policía".

El agente Miguel Breganciano acababa de recibir recibir un mortal disparo en la cabeza, cuando participaba en una despedida de solteros celebrada en la cafetería del supermercado Vendemás. La fiesta se había convertido en un atraco y luego en un homicidio. El supermercado, una amplia planta baja coronada por muchas banderas europeas ya descoloridas, abrió ayer sus puertas todo el día, pero empleados y clientes no hablaban nada más que del suceso con voz de funeral. En todas las puertas de Vendemás hay pegatinas de una empresa de seguridad que dicen que "este establecimiento está protegido contra robo y atraco".

Los reunidos en la asamblea de El Brillante recibieron la noticia de la muerte del policía nacional como una mancha de gasolina recibe una cerilla prendida. Algunas voces se alzaron para reclamar armas con las que defenderse. Los más acordaron proponer el cierre de todos los comercios de Parla el próximo lunes. Algunos, unos 300, salieron a la calle, fueron al Ayuntamiento, situado en la plaza de la Constitución, y gritaron contra la inseguridad ciudadana y, sobre todo, contra el ministro de Justicia, Fernando Ledesma. Después se acercaron a la comisaría, guardaron un minuto de silencio y dieron vivas a la policía.

El miedo y sus acompañantes

Parla, muchas de cuyas paredes están deslucidas con pintadas a favor de Franco, Pinochet y Hitler, obra de apenas una veintena de jóvenes ultras, vivió ayer una extraña jornada. Era como si el miedo hubiera caído sobre la población, y con él sus dos acompañantes habituales: el rumor y el deseo de venganza. Todo ha ocurrido en 36 horas y en un espacio que puede recorrerse en cinco minutos a pie. La tienda de Gordo y la sede de la Asociación de Comerciantes se encuentran en la calle de San Roque, Vendemás en la de Reina Victoria y el ayuntamiento y la comisaría no andan lejos.El local de la asociación era ayer un hervidero de entradas y salidas, de llamadas telefónicas. A los periodistas, Francisco García, el presidente de la entidad les repetía sistemáticamente: "Nosotros lo que pedimos es justicia. La justicia española actual es débil y no da resultados; hay que cambiarla porque rectificar es de sabios; hay que endurecer las leyes, y si faltan cárceles, abrir más". Los comerciantes interpretan los sucesos de los últimos días como una doble agresión contra su gremio, "porque el policía murió en el atraco a un establecimiento comercial".

La Asociación Profesional no considera que Parla esté especialmente azotada por la inseguridad ciudadana, ni que, con una comisaría de Policía y un cuartel de la Guardia Civil bien dotados y una cuarentena de policías municipales, la ciudad esté desprotegida.

"Este es un problema nacional. Ahora nos ha tocado a nosotros y tenemos que demostrar que no estamos muertos, que queremos vivir y trabajar en paz, libertad y seguridad", dijo su presidente.

El alcalde, abrumado

El Ayuntamiento de Parla registraba también una febril actividad. Extraños rumores, amplificados en los bares, circulaban por toda la ciudad y el socialista Francisco González, el alcalde, no daba abasto para desmentirlos. Alguien había propalado la noticia de que un carnicero de la localidad había muerto por la mañana en un tercer atraco. Otros habían convertido el cierre de comercios del lunes en una convocatoria de huelga general, que alcanzaría a empresas, centros educativos y sanitarios, transportes y todo lo demás. Ni una ni otra cosa son ciertas, pero el alcalde tenía que emplear todo su prestigio personal en aclararlo"No me había sentido tan mal desde que también en poco tiempo murieron dos jóvenes vecinos por sobredosis de heroína", dijo el alcalde. "Y es que no puedo hacer nada, no soy Barrionuevo, sólo pude entrevistarme con el delegado del Gobierno en Madrid y exponerle la situación". De hecho, el alcalde lo hizo ayer.

"Hoy tengo 65 años", dijo Francisco González al ser preguntado por su edad, 30 años. González, malagueño llegado a Parla hace tres lustros, soltero de estado civil y administrativo de profesión, llevaba dos días alimentándose de té y café.

González, socialista de izquierda y miembro de una comunidad cristiana de base, pedía una y otra vez a sus interlocutores que "la ciudad siga funcionando con calma, sólo eso". En sus momentos más bajos miraba el banderín que le regalaron sus compañeros de comunidad cristiana cuando la muerte de los dos heroinómanos, situado a la izquierda de su mesa de despacho oficial. El banderín dice: "Paco, nunca pierdas tu fe en el hombre".

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