La Alianza y las bases norteamericanas

El presidente Felipe González expuso ante el Congreso de los Diputados, durante el debate sobre el estado de la nación, celebrado el 23 de octubre de 1984, un decálogo sobre la defensa nacional y las relaciones con Estados Unidos y la Alianza Atlántica. En los dos primeros puntos se establecía como tema de partida inexcusable la pertenencia a la OTAN, pero por otra parte se estimaba que no era necesaria la incorporación a su estructura militar. En el tercer punto, que hacía referencia a la relación bilateral con Estados Unidos, Felipe González señalaba la necesidad de proceder a un ajuste del Convenio de Amistad a fin de llegar a una progresiva reducción de la presencia de fuerzas e instalaciones estadounidenses en nuestro territorio, de acuerdo con los intereses nacionales.En el último congreso que celebró antes de llegar al poder, en octubre de 1981, el PSOE señalaba que la política exterior de los Gobiernos de UCD situaba a España en una línea de progresiva dependencia de Estados Unidos, con grave compromiso para nuestra soberanía e independencia nacionales.

En la primera toma de contacto oficial entre el nuevo Gobierno socialista y la Administración Reagan, el 15 de diciembre de 1982, el presidente González planteó al secretario de Estado, George Shultz, la conveniencia de negociar un protocolo anexo al Convenio de Amistad, Defensa y Cooperación, suscrito en julio de 1982 por el Gobierno de UCD, en el que se "clarificaran" algunos puntos del acuerdo. Efectivamente, el 24 de febrero de 1983, el ministro español de Asuntos Exteriores, Fernando Morán, y el embajador norteamericano en Madrid, Terence Todman, firmaron el protocolo adicional, que fue ratificado por las Cortes españolas, junto con el convenio, el 20 de abril de ese año.

El protocolo establece que ninguna cláusula o disposición del convenio prejuzga ni obliga al Gobierno español a ningún tipo de integración en la estructura militar de la OTAN, y que si en el futuro España modificara su situación respecto de la organización, los acuerdos podrían ser reexaminados. Además dispone que "cada Gobierno se reserva el derecho de iniciar en cualquier momento el procedimiento de revisión o modificación del convenio, según lo previsto en el artículo 6.3 del mismo".

Este párrafo supone una interpretación modificativa del contenido del citado artículo, puesto que éste atribuye a las partes, y no a una sola de ellas, la capacidad para iniciar negociaciones de revisión o modificación del convenio o de sus acuerdos complementarios.

En el acto de la firma del protocolo, Fernando Morán expuso con claridad los propósitos que guiaban al Gobierno socialista.

Según sus palabras, el convenio "debe ser un instrumento ágil y eficaz en nuestras relaciones, y no una rémora que condicione la acción futura de los Gobiernos en el contexto de su actitud respecto a la defensa de Occidente. Por ello, hemos tenido interés en reflejar en este texto que el convenio queda abierto en cualquier momento a su posible revisión".