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José Ramón Serrano Piedecasas

Abogado español, ex tupamaro, ha regresado a Salamanca tras haber pasado 13 años en una cárcel de Uruguay

Fue uno de los 63 últimos presos que abandonaron las cárceles uruguayas el pasado 12 de marzo. Abogado español, miembro de una conocida familia salmantina, José Ramón Serrano Piedecasas ha logrado conservar un aspecto joven y una actitud lúcida y reposada de revolucionario convencido. Ha pasado 13 de sus 44 años preso con otros muchos compañeros tupamaros. Ahora se encuentra con su madre y hermanos en Salamanca e intenta conocer en profundidad la situación de su país, España, mientras decide su futuro.

José Ramón Serrano Piedecasas llegó a Uruguay el 26 de diciembre de 1968 y cuatro años más tarde inició, a través de cuarteles militares, una carrera carcelaria que le llevó definitivamente al penal de Libertad, en Montevideo ("estudiado para la destrucción física y mental del recluso"), en el segundo piso ("destinado a grupos muy odiados por el ejército"). Tras su licenciatura en Derecho y algunos viajes, había canalizado sus inquietudes sociales en el barrio madrileño de Vallecas, junto a grupos cristianos. Y por casualidad, para acompañar a unos amigos", afirma, marchó a Uruguay.Su contacto con el Movimiento de Liberación Nacional (MLN)-Tupamaros se produjo, "de una forma muy natural", a través de la actividad sindical, originada en sus contactos con trabajadores arroceros. "El movimiento, al principio, sólo se proponía una lucha antiimperialista, democrática y popular", dice. En 1972, los militares relacionaron a José Ramón Serrano Piedecasas con la muerte del capitán de navío Ernesto Motto, miembro de un escuadrón de la muerte. Fue condenado a 45 años de prisión, en dos penas. La dureza de la cárcel ha servido para que se decidiera, en la incipiente democracia, la conmutación de tres años de condena por uno cumplido, para él y muchos compañeros, entre los que se encuentra otro español que ha regresado ya a su tierra mallorquina, Antonio Mas.

Pero para los que integraron el MLN, las acusaciones o disculpas personales no se plantean. "No caben responsabilidades individuales. Los aciertos y errores son de la organización. Por eso, la izquierda uruguaya pedía la extensión de la amnistía de Sanguinetti a todos los que estaban en las cárceles", afirma el tupamaro salmantino.

En una conversación armoniosa y serena, entonada por el acento uruguayo, sin asomo de tono heroico, el ex preso confiesa que el recuerdo más impresionante de su vida es el de la salida de la cárcel.

"El pueblo permaneció esperando en la calle durante un día y una noche. Cantaba consignas que oíamos desde dentro. Luego asaltaban los vehículos militares que nos llevaban fuera para abrir las puertas" Los testimonios de simpatía continuaron. "No nos cobraban si tomábamos un taxi, nos saludaban por la calle y nos agradecían nuestra lucha más allá de los errores y aciertos que tuvimos".

Los presos liberados tuvieron que declarar ante el Tribunal de Apelación que investiga las torturas que sufrieron durante sus años de cautiverio, que llevaron a la muerte a un buen número de ellos, y a otros, a padecer enfermedades irreversibles. Luego, algunos decidieron quedarse en Uruguay. "Es necesario un apoyo político sin ambigüedades a la nueva democracia", pero "algunos compañeros recibieron amenazas y también otros que nos protegieron", añade. Por ello, Serrano Piedecasas no cree conveniente su permanencia en Uruguay por el momento.

Diecisiete años después de salir, José Ramón Serrano Piedecasas ha encontrado una España "que es Europa, es otro mundo". Le duele y molesta que se pueda confundir la lucha latinoamericana con las acciones terroristas europeas. "Allí, el pueblo lucha por la supervivencia. No tiene nada que ver con esto. Se le está poniendo continuamente un fusil en la mano".

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