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Renovación en el colegio cardenalicio

Los sectores progresistas acogen con críticas la mayoría de las designaciones

Francesc Valls

La relación de los 28 nuevos cardenales ha sido acogida con críticas generalizadas por los sectores progresistas de la Iglesia católica consultados por este diario. Sin embargo, la designación cardenalicia de Luigi Dadaglio -ex nuncio vaticano en España- ha causado satisfacción en los citados medios. "Los nombramientos siguen una línea muy clara de Juan Pablo II, que es la personal, no la sinodal", manifestó Casiano Floristán, presidente de la Asociación de Teólogos Juan XXIII. "Si los nuevos cardenales hubieran sido elegidos por los obispos, seguramente los nombramientos hubieran sido otros", dijo, y añadió que estas designaciones "van en la línea de asegurar desde Roma la dirección de las conferencias episcopales, ya que, al elegir cardenal a un arzobispo, prácticamente se le nombra futuro presidente de la conferencia episcopal".Casiano Floristán no quiso pronunciarse sobre la totalidad de los nombramientos, "ya que a muchos debería conocerlos más en particular", pero declaró que éstos entran en la lógica del gobierno personal y consevador de Juan Pablo II". En la misma línea se expresó el teólogo y jesuita José Ignacio González Faus, quien afirmó desconocer a muchos, "pero lo que habría que hacer es cuestionar el Colegio Cardenalicio". El teólogo se mostró favorable a las reformas iniciadas en este sentido por Pablo VI y que fueron paralizadas por la Curia.

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En la crítica también coincidió Jordi López, secretario general de Cristianos por el Socialismo, quien afirmó: "Se ha nombrado cardenales a funcionarios del aparato. Se ha hecho una lista que premia actitudes resistencialistas y claramente beligerantes", agregó. "Los nombramientos están en algunos casos contestados por los propios creyentes", dijo Jordi López, quien recordó la carta dirigida por 300 sacerdotes madrileños al arzobispo de Madrid, Ángel Suquía, en la que protestaban por el golpe de timón" que, según los firmantes se ha producido con la designación de los nuevos obispos auxiliares de la diócesis de Madrid. "En lo que los nombramientos de cardenales afectan al Estado español", añadió Jordi López, se ha optado por la opción más conservadora".

El secretario general de Cristianos por el Socialismo afirmó que el caso más claro de conservadurismo es el nombramiento de Miguel Obando, arzobispo de la capital nicaragüense, Managua. Este punto de vista lo comparte Evaristo Villar, perteneciente a las comunidades de base de Madrid y profesor de Teología en la Escuela Bíblica y en el Instituto Teológico Salesiano. Para Villar, el nombramiento del obispo nicaragüense "da la sensación de que es casi una provocación, un intento de reventar la revolución sandinista". "No sé si es la primera vez que se hace cardenal al obispo de Managua, pero en cualquier caso no deja de ser significativo que se haga ahora", dijo Villar. "En las comunidades cristianas de base", agregó, "nadie intenta crear una iglesia paralela, pero estos nombramientos no ayudan en nada a la unión dentro de la Iglesia".

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