Massiel entre dos aguas
Massiel, rodeada por el calor de los focos de televisión y el de los incondicionales, ofreció una amplia antología de su trabajo durante dieciocho años. Una actuación irregular, con algunos momentos buenos y otros rozando la trivialidad, dio la imagen actual de una cantante que no ha conseguido acabar de superar sus insuficiencias. El modelo musical en que se inscribe el trabajo de Massiel no puede ser mas nítido, digno y singular.Intérpretes como las italianas Milva o Iva Zanichi pueden ser sus puntos de referencia más inmediatos. Cantantes de raza, inteligentes, profesionales, coqueteando de cuando en cuando con la música más comercial, perfectamente integradas en la industria, que han desempeñado, no obstante, su papel de grandes divas con envidiable dignidad y han sido capaces de saltar los límites de la comercialidad para adentrarse en la interpretación de obras de envergadura.
Massiel
Teatro Alcalá Palace. Madrid, 16 de abril.
Como ellas, Massiel pertenece a una generación donde hubo cantantes más radicalizados en sus planteamientos políticos, estéticos e industriales, y también como ellas, la cantante española ha jugado siempre a dos barajas, mezclando en sus interpretaciones creaciones de importantes compositores con espeluznantes rancheras Y otros La-la-las. ¿Qué sucede, pues, con Massiel, que no consigue dar totalmente la imagen de dichos modelos?
Aparte de ciertas cuestiones de estilo, como la irreprimible tendencia a la sobreactuación que denota la cantante, bien patente en este recital, o las inexplicables caídas de calidad en el repertorio elegido, hay razones de fondo que lo explican.
Las anormalidades en que ha vivido la sociedad española en todos estos años, el corte que supuso la dictadura en la música popular española, produjeron una radicalización, no solo política, sino también estética, que creó una separación tajante entre lo que podía haber sido una evolución lógica de la canción española.
Babelia
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