Neves, operado por séptima vez, libra una nueva batalla con la muerte

Casi seis horas duró la nueva operación quirúrgica, la séptima en 28 días, a la que fue sometido en la madrugada de ayer el presidente de Brasil, Tancredo Neves, de 75 años de edad. Dos abscesos fueron retirados del tejido que envuelve un riñón -el informe no precisa cuál- del presidente electo y además fueron colocadas sondas en la cavidad abdominal, en el mismo sitio donde se habían practicado ya cinco incisiones. La función de esas sondas es retirar secreciones producidas por los focos infecciosos en el abdomen.

La situación del paciente en la tarde de ayer era, según los médicos, "estable", dentro de un cuadro de suma gravedad. De hecho, en los últimos tres días el estado de Tancredo Neves sufrió variaciones entre "muy crítico", "muy grave" y "muy delicado". Sufre insuficiencia pulmonar y renal. Desde el jueves está asistido por aparatos respiratorios.

Medios médicos afirman que su estado es de muy difícil recuperación. Aunque el presidente electo se encuentre entre la vida y la muerte, el equipo de especialistas que le asisten insiste en afirmar que todavía hay esperanzas de recuperación.

Los médicos no lograron eliminar los focos infecciosos, y en los últimos dos días el presidente tuvo continuas crisis respiratorias y cardiacas. Para tornar aún más negra la situación, los riñones ya no funcionan bien.

En Brasilia el clima es de vigilia. La parálisis administrativa que afecta al país es cada vez más palpable. El país está en vilo. A medida que se torna más concreta la perspectiva de que Tancredo Neves, en el muy difícil caso de que se recupere, tardará meses en poder asumir la presidencia, el país empieza a preguntarse hasta qué punto el vicepresidente en ejercicio, José Sarney, logrará mantener el frágil equilibrio entre los grupos políticos que le dan respaldo.