González pide un último, esfuerzo a los socialistas europeos para agilizar la integración de España
El presidente del Gobierno español, Felipe González, pidió ayer un último esfuerzo a los partidos socialistas europeos para que contribuyan a que la integración española en la Comunidad Económica Europea sea una realidad el 1 de enero de 1986, en la inauguración del congreso que ha reunido en Madrid a los principales líderes socialistas de Europa. González expresó esta petición tras pronunciar palabras de agradecimiento a los partidos socialistas europeos por su apoyo y solidaridad en el proceso de integración de España en la CEE.
El presidente del Gobierno español destacó la aportación del jefe de Gobierno italiano, Bettino Craxi, y su ministro de Asuntos Exteriores, Giulio Andreotti, desde la presidencia semestral de la Comunidad.La satisfacción por el acuerdo para la adhesión de España y Portugal a la Comunidad Económica Europea y el llamamiento a un esfuerzo común para construir una Europa integrada política y económicamente, marcaron ayer la apertura de este XIV Congreso de la Unión de Partidos Socialistas de las Comunidades Europeas. El congreso, que se clausura hoy en Madrid, trata fundamentalmente sobre las perspectivas de la economía europea y sobre la elaboración de una política exterior propia del viejo continente.
González recordó, en sus palabras de bienvenida a los delegados de Europa e Israel, los últimos 10 años del Partido Socialista Obrero Español, desde la clandestinidad del congreso de Suresnes, en el exilio, a su actual papel de anfitrión de este congreso en Madrid, y calificó esta etapa como "una de las experiencias más singulares que un partido socialista haya recorrido jamás en Europa".
Un proyecto de largo alcance
El jefe del Gobierno español manifestó que el ingreso de España en la CEE "es un proyecto de largo alcance tanto en su vertiente nacional como en su vertiente europeista". En España, todas las fuerzas políticas han asumido la integración como una prioridad en las relaciones exteriores y, a largo plazo, de la política interior.
En el aspecto europeísta, la adhesión de España y Portugal contribuye, en opinión de González, a perfilar una cierta unidad política, geográfica y social con grandes dosis de estabilidad. "La Europa comunitaria se completa con la inclusión de dos de sus miembros más genuinamente europeos".
El presidente de la Unión de Partidos Socialistas Europeos, Joop den Uyl, que fue reelegido ayer, se felicitó por el hecho de que el congreso se celebire con el acuerdo sobre la adhesión de España y Portugal a la CEE ya consumado. "Esta integración", manifestó Den Uyl, "no sólo favorece a los nuevos miembros, sino que repercutirá muy favorablemente en la Comunidad, tras varios años difíciles con la aparición de signos de desintegración".
El primer ministro italiario, Bettino Craxi, comenzó su alocución ante el pleno felicitándose por el acuerdo logrado en Bruselas que "demuestra la visión de futuro y la madura conciencia de la Comunidad sobre el papel que le espera en el mundo entero". Craxi hizo una encendida defensa del proyecto común que es Europa, "un gran taller de construcción humana para el bienestar y la civilización del hombre", y pidió ilusión y voluntad política para profundizar en la integración y cooperación en aras de una gran identidad común de los pueblos que la componen, uno de cuyos eslabones es la adhesión de sus dos nuevos miembros.
Aumentar la eficiencia
Respecto a los actuales problemas a que se enfrenta la Comunidad, el jefe del Gobierno italiano pidió un esfuerzo común para llegar a un acuerdo en el Consejo de Europa de Milán, en junio próximo, para aumentar la eficiencia y agilidad de las instituciones, restablecer la capacidad de decisión del Consejo y fortalecer el papel del Parlamento "garante del carácter absolutamente democrático del sistema europeo que construirnos". Al igual que otros participantes, Craxi se refirió al grave problema del desempleo que hoy afecta ya a 12 millones de personas en el ámbito comunitario.
El informe económico ante el congreso, presentado por Willy Claes, vicepresidente de la Unión, supuso un duro ataque a la política económica de Estados Unidos, y calificó de "serie de mitos" los fundamentos de la política económica del presidente Ronald Reagan y el dinamismo que esta supuestamente engendra. Claes atacó a la política económica norteamericana por las consecuencias que esta tiene especialmente para los países en vías de desarrollo, en África y Latinoarnérica, pero también para Europa.
También el presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, pidió para Europa una "política distinta", basada en la reestructuración industrial y agrícola, en el avance de las nuevas tecnologías, pero siempre manteniendo la esencia de la seguridad social y del carácter solidario que caracterizó siempre la políltica de los socialistas europeos y que, según manifestó, provocó el auge europeo de la posguerra. Delors hizo un llamamiento a construir una Europa competitiva, pero no una sociedad basada en la victoria del fuerte sobre el débil.
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