El asesinato de Javier Galdeano
La pacificación de Euskadi tiene muchos enemigos. Fuerzas encontradas se han juramentado para que no prospere. Estos días ha tocado al GAL mostrar su empeño destructor.En días alternos, 26, 38 y 30 de marzo, dentro de la semana siguiente al reportaje de TVE sobre Iparralde, la mano del GAL ha marcado su acción (Ciboure, Baiona y Donibane Lohitzuri) con sangre y luto. De forma indiscriminada y, al parecer, menos profesional, las dos primeras, y a tiro hecho, la tercera, Javier Galdeano, un informador al servicio del diario Egin. Como si la última advertencia de ETA a ciertos medios de comunicación hubiera sido recogida por el GAL y lanzada contra el órgano abertzale más próximo a la política y estrategia de ETA.
Contra esta sed de sangre y de muerte, sean quienes sean las víctimas, una vez más se alza nuestra voz. Matar es muy fácil cuando alguien se constituye en legislador, juez y verdugo y determina lícito eliminar al enemigo, o está pagado para ello, pero es siempre monstruoso, sea cuales fueren los motivos alegados. Como iniciativa o como revancha, a personas significadas o no, matar es siempre criminal cualesquiera que sean los agresores.
El GAL se ha reconocido autor de este triple acto criminal. Una vez más surge y urge la pregunta: ¿Quién es el GAL? ¿Quién está detrás de estas siglas? No deja de llamar la atención que sobre ETA, organización clandestina y secreta, recibimos información periódica que desvela su estructura e identifica a sus jefes con nombres propios y de guerra. Hace ya tiempo que apareció y actúa el GAL; no obstante, una nebulosa cubre toda la organización. Se diría que de parte francesa y española existe una complicidad para no revelar el secreto de una trama sostenida por fuerzas de los Estados vecinos. Es de esperar que la detención, por la policía gala, de Pierre Valdés, autor del atentado de Baiona (un muerto y dos heridos), empiece a desenmadejar este comprometido ovillo.(...)
1 de abril
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