El trabajo de ama de casa, es la actividad femenina que supone mayores riesgos
El Centro de Estudios y Difusión de los Derechos del Hombre de la Cruz Roja Española, en colaboración con la European Society of Biosociology, en un estudio biosocial desarrollado en España durante el primer semestre de 1984, ha determinado que un 87% de las amas de casa españolas, con edades comprendidas entre los 30 y 60 años, padece una clara signología patológica como consecuencia de su ocupación habitual. Este porcentaje -mucho más alto, que el existente en ninguna otra actividad laboral femenina- corresponde a mujeres habitantes de núcleos urbanos, sin empleo, carentes de ayudas domésticas, a cuyo cargo se encuentra un grupo de dos a cinco personas.
MadridLa investigación ha puesto de manifiesto que el esfuerzo físico doméstico, mal dirigido e impuesto, efectuado por esta población femenina es muy superior al de la administrativa, vendedora, maestra, enfermera u obrera de la industria ligera. La rigidez emocional de los horarios, las limitaciones espaciales de la vivienda, el erróneo estudio cinesiológico de los fabricantes de utillajes, muebles y aparatos domésticos, así como el mantenimiento de posturas estáticas y la mala higiene del trabajo, suponen una agresión física mantenida causante de progresivos y a veces irreparables daños fisiológicos, a los cuales se unen la soledad, dificultades para la administración y falta de autoestima por el trabajo desarrollado.El ama de casa se mantiene diariamente en pie durante nueve-diez horas, permanece sentada seis-cinco horas, sale a la calle -generalmente para compras- de una a dos horas y descansa tumbada de ocho a siete horas. El tipo habitual de trabajo es estático, con predominio de actitudes de flexión de tronco, rotaciones de cuerpo, excesos de carga vertebral y articular (sobre todo en rodillas, cuello y región lumbar), insuficiencias respiratorias y lentificación circulatoria pélvica y de extremidades inferiores que facilita la aparición de varices, hemorroides y estreñimiento.
Descanso
Los períodos de sedestación suele hacerlos sobre asientos de malos apoyos, generalmente con el cuerpo hundido y la espalda mal soportada, mientras ve televisión o efectúa tareas manuales con el cuello inmovilizado. La lentificación física habitual -no camina, no corre, no desarrolla movimientos con la totalidad del cuerpo- posibilita los trastornos digestivos, la obesidad, los mareos, los vértigos y los dolores. Alrededor de un 80% de esta población sufre de dolores lumbares o articulares, aumentando la intensidad de los mismos con la bipedestación. Un 92% padece o ha padecido cefaleas pertinaces, que aumentan con el paso del día, y un 73% muestra fases depresivas, especialmente vespertinas, con ansiedad, insomnio, irritabilidad y pesadillas. Los sueños de persecución, catástrofes, búsqueda ansiosa, agresión, soledad, desamor y pobreza acaecen con cierta insistencia y repetición en el 83% de los casos. Un 65% toma hipnóticos, antidepresivos o tranquilizantes y un 92% consume diariamente o con excesiva frecuencia analgésicos, antirreumáticos o medicaciones similares.
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