_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El mercado internacional del turismo y España

No todos los turistas que nos visitan, ni siquiera la mayor parte, vienen a España individualmente, utilizando medios de transporte propios y dirigiéndose a los hoteles sin intermediación de nadie. Por el contrario, una gran proporción de nuestros turistas vienen a España comprando previamente un paquete, que incluye como mínimo transporte y alojamiento, a través de intermediarios: agencias de viajes y tour operators (TO).España está presente en ese mercado de forma muy significativa. Unas cifras bastarán para dar idea de lo que es la oferta española de alojamientos. Los hoteles españoles cuentan con cerca de 850.000 camas.

A ellas hay que sumar las más de 295.000 plazas de los apartamentos -turísticos y también -aunque con todas las reservas necesarias- parte de las de los apartamentos no declarados como turísticos, que se calculan en unas 3.600.000. Si añadimos las más de 350.000 plazas de acampada que existen en los 733 campings españoles, tenemos un panorama aproximado de lo que es la oferta española.

Peso objetivo

Sin embargo, el protagonismo de esa oferta en el mercado internacional no ha sido el correspondiente a su peso objetivo. Las razones son complejas y se remontan a bastantes años, teniendo mucho que ver con la forma en que se constituye y desarrolla el sector turístico español. El tema merecería un artículo aparte. Ahora baste con señalar dos factores: nuestra oferta de transporte no es, ni con mucho, la correspondiente a la importancia del mercado español; nuestra enorme oferta hotelera está formada por multitud de empresas, de pequeño tamaño, y unas pocas cadenas hoteleras que van creciendo.

Por otra parte, todas estas empresas han venido compitiendo muy desorganizadamente en un mercado dominado por una de manda formada por muy pocas empresas de gran tamaño y potencia económica. Estos TT OO son, además, empresas de países emisores de turismo más ricos y desarrollados que España -Alemania, Reino Unido, Países Escandinavos-, lo que ha favorecido su do minio en el mercado.

Esta situación, que no es sólo de ahora ni sólo referida a España (la situación de otros países receptores de turismo como Grecia, Yugoslavia o Portugal no es mejor, ni mucho menos) ha producido, como es natural, unos resultados favorables para los compradores (los TT OO extranjeros) y, como consecuencia, para sus clientes, que son los turistas que nos visitan. Es difícil afirmar que España ha estado malvendiendo su turismo.

Esta valoración -y mucho más su imposible cuantificación- tendría que matizarse mucho y sería sólo aplicable a algunos años y a algunos lugares de destino o a algunos países emisores. Pero, sin duda, hay motivos para decir que España hubiera podido vender mejor en un mercado más equilibrado.

No inhibirse

Aun siendo absolutamente respetuosa con la libertad de mercado, la Administración no debe inhibirse ante tal situación. En ese sentido, cuando se ha procedido a la reprivatización de Hotasa -del grupo Rumasa- se ha procurado la no fragmentación de la cadena, su venta a una empresa española ya implantada en el sector, con una participación extranjera minoritaria y que no tuviera vinculaciones con TT OO extranjeros, para evitar una integración vertical no deseable. Con ello se ha logrado que una sola empresa española ponga en el mercado casi 50.000 plazas hoteleras, lo que constituye un elemento enormemente positivo.

Lograr que ello comporte un cambio en el mercado sigue siendo tarea para los empresarios españoles. Pienso que, este año, el cambio ha empezado a producirse.

Los síntomas son significativos y uno de ellos, la reacción de los compradores, lo confirma. Sin duda., los precios de los hoteles españoles en el mercado internacional han aumentado en 1985 más que la tasa de inflación, y los compradores no se conforman fácilmente. Pero ello no implica que la oferta hotelera española se haya salido del mercado.

Un somero análisis de la situación nos indica lo siguiente:

1. La subida de los precios españoles de alojamiento no es el factor fundamental de la subida de los precios de los paquetes turísticos españoles. Para que lo fuese, los alojamientos españoles hubiesen tenido que incrementar sus precios en un 60% como promedio. Se calcula que el aumento medio puede haber sido de un 20%, quizá menos.

2. El factor paridad monetaria ha sido mucho más importante. La subida de precios ha sido asimilada aceptablemente por mercados como el alemán y no lo ha sido por mercados como el inglés. La caída de la libra respecto a la peseta perjudica, sin duda., a los compradores (TT OO) ingleses. Es decir, a aquellos TT OO que no se hayan cubierto con el correspondiente seguro de cambio, lo que un importador de mercancía no hubiera dejado de hacer.

Éste es un punto importante a analizar. En el mercado inglés se han producido, muy probablemente, en años anteriores, unos beneficios muy sustanciales para los TT OO derivados de una evolución de la paridad peseta-libra esterlina muy favorable para esta última. Es posible que al amparo de esta situación y ante una demanda masiva de tarismo británico hacia el extranjero se hayan creado empresas marginales que, sobre los bajos precios españoles, han empujado todavía más a la baja.

3. No hay que descartar -todo lo contrario- que factores internos de la situación socioeconómica de los países emisores produzcan una retracción de la demanda. Éste es el caso del Reino Unido, donde la huelga de mineros y la situación económica en general han sido un factor negativo más a sumar a los anteriores.

Los factores

En todo caso, vemos que la subida de los precios de los alojamientos españoles no ha sido el factor único ni el más importante para la caída de la demanda, sobre todo en un país emisor tan importante como el Reino Unido. Esto sería un motivo de reflexión para los partidarios de ceder ante la presión a la baja. La Administración española ha respaldado las subidas razonables de precios decididas libremente por los empresarios del sector. Y lo ha hecho de la única forma que tiene. Por una parte, dándoles un apoyo moral, en el entendimiento que mantener precios tan bajos como en años anteriores hubiera llevado inevitablemente a una degradación del producto, contrario totalmente a los intereses de los consumidores de los propios empresarios y a la política turística de aumento de la calidad, comprometiendo finalmente el futuro turístico de España. Y por otra, emprendiendo un esfuerzo adicional de promoción, en especial en aquellos mercados con mayores dificultades, invirtiendo cantidades adicionales de dinero en publicidad y haciéndolo en coordinación con las principales empresas interesadas que asimismo han hecho, con el mismo objeto, inversiones adicionales de importancia.

¿Está injustificada la preocupación del sector? En absoluto. Ahora bien, el verdadero motivo de preocupación está, a mi juicio, en la existencia antes señalada de empresas marginales en el mercado inglés. Más que en la retracción de la demanda. La profesionalidad de la empresa española se está poniendo a prueba en esta ocasión. Las decisiones corresponden a los empresarios y nunca me permitiría aconsejarlos desde la relativamente cómoda posición de la Administración. únicamente espero que estas reflexiones hayan sido de alguna utilidad. Estoy convencido de que el riesgo que se haya podido asumir adoptando una mayor firmeza en el mercado internacional no es, en absoluto, descabellado. Y que los resultados a corto y en todo caso a medio plazo serán, sin duda, positivos.

Ignacio Fuejo Lago es secretario general de Turismo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_