La marginación de la historia
La historia -como expresaba Gramsci, desde la prisión- "se refiere a los hombres vivos, y todo lo que se refiere a los hombres, a cuantos más hombres sea posible, a todos los hombres del mundo, en cuanto se unen entre ellos en sociedad, y trabajan, y luchan, y se mejoran a sí mismos, no puede no gustarte más que cualquier otra cosa".Tristemente, y pese a ello, la historia ha dejado de gustar a los hombres. Al menos ha dejado de gustar a esos hombres que se ocupan, a través de distintas comisiones, en los ministerios, desde el Parlamento, de reformar nuestros sistemas de investigación y enseñanza; esos que se niegan a darle a la historia el apoyo económico que merecen otras disciplinas; esos que pretenden arrinconarla, reducida a su más mínima expresión, en los nuevos departamentos de universidad, en los planes de enseñanza media, en la tan maltratada ya educación general básica; esos que persiguen su asesinato sin darse cuenta de que, de llevarlo a cabo, ni siquiera ella les absolverá.
Justamente ahora que teníamos una facultad, ahora que se le había reconocido al fin la categoría de ciencia..., precisamente en el instante en que el materialismo histórico (la historia total) nos había demostrado que se trataba de la más importante de las ciencias, de la mayor, de la primera.
Pensábamos que el esfuerzo de Vicens Vives, de Jesús Pabón, de Tuñón de Lara, había servido para enseñarnos a entender el sentido profundo de la ciencia histórica. Estábamos en un error.-