El Papa estudia con los cardenales los asuntos financieros del Vaticano
El primer encuentro de la comisión internacional de cardenales encargada de aconsejar al Papa sobre los asuntos económicos y financieros de la Santa Sede se efectuó ayer en la sala Bolonia del Vaticano. El Vaticano atraviesa dificultades financieras y se calcula su déficit en unos 6.000 millones de pesetas.
De los 15 cardenales que constituyen la comisión papal, ayer asistieron sólo 12. Estuvieron ausentes los cardenales José Parecattil, arzobispo de Ernakulan, en la India, que está indispuesto, y Carlo Zungrana, arzobispo de Uagadugu, quien ha anunciado, sin embargo, que llegará esta mañana. Falta también el sustituto del difunto arzobispo de Nueva York cardenal Terence Cooke, que aún no ha sido nombrado.Al primer encuentro asistieron el secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli, y el cardenal Giuseppe Capprio, prefecto de los asuntos económicos vaticanos, que les leyó a los cardenales la relación del estado financiero de la pequeña ciudad del Vaticano.
España está representada en la comisión cardenalicia internacional por el cardenal Narcís Jubany, arzobispo de Barcelona, considerado como uno de los miembros de la comisión más abiertos y mejor preparados. El cardenal español ha sido siempre partidario de que se revelen a la opinión pública lo más posible los balances de la Santa Sede.
Los cardenales, tras examinar el estado de cuentas de los dos balances -el de la Santa Sede y el de la ciudad del Vaticano-, se encontrarán con el papa Wojtyla para discutir personalmente con él diversos puntos delicados.
En primer lugar, el déficit del balance de la Santa Sede, que, al parecer, llegará este año a los 6.000 millones de pesetas, en el difícil momento en que los empleados del Vaticano amenazan con una huelga si no se tienen en cuenta sus reivindicaciones econétnicas. Como es sabido, el Papa ha dicho ya en varias ocasiones que sus arcas "están vacías".
Marzinkus
Otro problema delicado, abordado ya otras veces, es el balance del Instituto Obras de Religión (IOR), que es una especie de banco vaticano, donde tienen sus cuentas casi todas las comunidades religiosas del mundo. El presidente del IOR es aún hoy el arzobispo norteamericano, de origen lituano, Paul Marcinkus, implicado, según los jueces italianos, en la quiebra del Banco Ambrosiano, asunto que le ha costado últimamente al Vaticano una devolución, voluntaria, al Estado italiano de 250 míllones de dólares (alrededor de 45.000 millones de pesetas).Hasta ahora, Marcinkus se ha negado a revelar dicho balance, alegando que este banco del Papa no pertenece en realidad oficialmente a las instituciones de la Santa Sede. Pero hay más: algunos cardenales verían con buenos ojos una reestructuración jurídica de dicho banco que permita salir dignamente a Marcinkus para sustituirlo en su cargo por un seglar. Por otra parte, si el arzobispo norteamericano continuase al frente del IOR, el Papa se vería al final constreñido a nombrarlo cardenal, ya que dicho cargo exige esta dignidad cardenalicia.
Pero Juan Pablo II tiene dificultades para conceder ese honor al banquero, dada la mala imagen de Marcinkus ante la opinión pública internacional. Éste fue el motivo que obligó a Juan Pablo II a sustituir al arzobispo como organizador de sus viajes al extranjero y como su propio guardaespaldas en dichas giras apostólicas.
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