Archivadas las diligencias por los disparos a una pareja de novios en León
El magistrado titular del Juzgado de Instrucción número 3 de León ha dictado un auto por el que ordena que se archiven las diligencias realizadas en relación con el caso de una pareja de novios que fue tiroteada por una patrulla de la Guardia Civil cuando se encontraba en el interior de un vehículo en una zona solitaria de la ciudad. Uno de los disparos alcanzó a la muchacha causándole lesiones de las cuales aún no se ha recuperado totalmente.
Los jóvenes que estaban en el interior de un coche, probablemente en una actitud amorosa, tomaron a los guardias civiles -a quienes no identificaron como tales- por un grupo de posibles merodeadores y se dieron a la fuga poniendo el coche en marcha. Pocos metros después el vehículo recibió varios impactos de bala, sin que hubiera habido avisos previos de alto por parte de la Guardia Civil. Uno de esos impactos alcanzó a la muchacha, Felisa de la Varga, en la zona lumbar, causándole lesiones graves de las cuales aún no se ha recuperado totalmente.El incidente causó en su día un profundo impacto, dadas las especiales circunstancias que concurrían en el mismo. Ahora, año y medio después de los hechos, el auto dictado por el juzgado de instrucción indica que han sido practicadas todas las diligencias acordadas en la providencia inicial y "que de las mismas no se desprende que el hecho sea constitutivo de infracción penal, por lo que procede acordar el archivo de las actuaciones". El ministerio fiscal, a quien ha sido remitido el dictamen, ha dado su conformidad al mismo. Únicamente la acusación particular ha presentado un recurso de apelación.
La versión que facilitó la Guardia Civil señala que él arma se disparó de forma fortuita al haber sido golpeada por un bote que se encontraba tirado en el suelo. Según esta versión, el autor de los disparos se cayó hacia atrás, ya que el coche en el que iban los dos jóvenes casi le atropella en su huida.
Felisa de la Varga y su novio, José Luis Otero Padierna, manifestaron que lo único que vieron fue que un coche se detenía a poca distancia del que ellos ocupaban, dejando sus luces en posición de largas, por lo cual se sintieron deslumbrados. José Luis Otero se incorporó (los jóvenes tenían los asientos de su coche abatidos) y vio que alguien se acercaba con una linterna. Asustado, puso su propio vehículo en marcha, recibiendo poco más tarde dos impactos- de bala en el mismo.
Posteriormente se comprobó que quienes se acercaban eran una patrulla de la Guardia Civil compuesta por cuatro o cinco miembros, a quienes despertó sospechas un coche aparcado en aquel lugar solitario. El auto en que la patrulla realizaba su servicio no llevaba, o al menos no puso en funcionamiento, distintivos de luz policial o sirena acústica.
El abogado Roberto Merino, que dirige la acusación particular, ha informado que presentará recurso de apelación al auto del juez. El abogado mantiene que "las armas no pueden dispararse solas" y, en todo caso, en la aseveración de que "si se disparan es que previamente habían sido montadas'.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.