Jacques Becker, desconocido
Jacques Becker vivió poco más de medio siglo y realizó la media docena de películas que componen su obra de madurez en seis años. Fue un creador fugaz, de rigor y elegancia deslumbrantes, lo que le convirtió, en el cortó plazo que le dio la vida para dar la medida de su talento, en uno de los hombres más inteligentes del cine europeo de la posguerra.La vida de Becker fue intensa. Nació en 1906, en la alta burguesía francesa. A los 15 años se escapó de un internado para hundirse en los vericuetos de la vida errante en los tugurios parisienses. En ellos dio con su primera pasión, eljazz.
Se enroló en una Big Band que alcanzó notoriedad en los años veinte. Una de sus miembros, Ray Ventura, alcanzó fama en la música cuando Becker encontraba otra pasión, el cine.
El primer encuentro de Becker con el cine fue en el verano de 1922, en que conoció a Jean Renoir. La semilla prendió. Becker deambuló de universidad en universidad y de oficio en oficio. Uno de estos oficios fue el de empleado en una compañía de transatlánticos. En uno de sus viajes conoció a King Vidor, que estimuló su pasión ahogada. En 1932 encontró de nuevo a Renoir y se convirtió en su ayudante. Tras las espaldas de Renoir lo aprendió todo.
En 1939 comenzó, de mala manera a hacer cine por su cuenta. Su primera película larga es de 1942, Dernier atout. En 1944 hizo Falbalas; en 1947, Se escapó la suerte, y en 1951, Eduardo y Carolina. En 1952 realizó París, bajos fondos, su primera obra maestra, tras la que llegaron Touchez pas au grisbi, Las aventuras de Arsenio Lupin, la hermosa Montparnasse 19 y unos meses antes de su muerte, La evasión, otro de sus filmes magistrales. Becker murió en 1960, y con él se fue casi inédito uno de los maestros de la pantalla europea. La hondura de la obra que dejó hecha da una idea desesperante de la que dejó por hacer.
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