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Crítica:El cine en la pequeña pantalla
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Luz y sombra del bajo fondo

Tras el título de novelón París, bajos fondos, con que le bautizaron en España, se esconde un sencillo y bonito título francés, Casque d'or, que es una de las obras más bellas de un gran cineasta, muerto en la plenitud de su carrera, Jacques Becker. Sobre la obra, en España poco conocida, de este gran hombre de cine ofrecemos algunas informaciones sumarias más abajo. Ahora vayamos a su filme.En 1951, Simone Signoret era una actriz de belleza exuberante y un poco incatalogable, que había intervenido en algunas películas de relativo interés, y que se hizo popular de la noche a la mañana no por méritos artísticos, sino por unirse a un cantante de gran fama, un divo sureño llamado Yves Montand.

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Jacques Becker, desconocido

A primeros de ese año a Montand le contrató el engolado, despótico y famoso director H. G. Clouzot para el personaje central de su nuevo y ambicioso filme: El salario del miedo. Simone Signoret, todavía sombra de Montand, tuvo que conformarse con ser contratada para ser la protagonista de un filme de escaso presupuesto, Paris, bajos-fondos, que iba a dirigir el cineasta de segunda división Jacques Becker.

El salario del miedo se estrenó en todo el mundo, cosechó a espuertas elogios de los críticos, produjo ríos de francos obtuvo multitud de galardones. Paris, bajos fondos lo hizo sin pena ni gloria, los críticos la consideraron una obra menor, y su rentabilidad a duras penas cubrió el pequeño presupuesto. El crítico santón Georges Sadoul se puso sus gafas de no ver y puso verde al filme.

París, bajos fondos se entrenó al año siguiente en Inglaterra e Italia con los títulos, estos sí decentes, de Golden Mary y Casco d'oro. En Inglaterira obtuvo un enorme éxito, y Simone Signoret ganó el British Film Academy Award. En Italia la película fascinó tanto a cinéfilos como a espectadores de sábado y ganó una fortuna. Georges Sadoul, sorprendido por el triunfo de un filme que él había maltratado, pidió una proyección privada para estudiarlo con detenimiento y, en un gesto que lo ennobleció, rectificó públicamente su juicio adverso inicial y reconoció que había menospreciado a una obra maestra que él no había sabido ver.

Este noble gesto de Sadoul cambió el destino del filme, que fue repuesto en Francia y su éxito fue entonces clamoroso. Becker y Signoret se convirtieron de un golpe en mitos indestructibles del cine francés. Hoy, en cambio, el recuerdo de El salario del miedo se diluye en el de las innumerables películas de buena factura y mejor presupuesto que nada, apenas significan en la historia del cine. La memoria del engolado Clouzot está bien salvaguardada en un confortable semiolvido, mientras que la del humilde Becker alcanza las alturas de Jenoir o Jean Vigo.

Mientras rodaba Paris, bajos fondos, Simone Signoret no se dio cuenta de si estaba haciendo una buena o una mala película. Cuenta esta extraordinaria mujer en sus memorias que lo único que se le quedó, fijado con una inexplicable nitidez, en su memoria del rodaje era una intensa sensación de desdoblamiento y, al mismo tiempo de un tipo de bienestar que hasta entonces le era desconocido. Más tarde comprendió que todo esto tenía mucho que ver con Becker: "Pensé que él nos soñaba a Serge Reggiani, a Claude Dauphin, a Raymond Bussieres, a mí, y que, sin que nos diéramos cuenta de ello, nos hizo hacer algo magistral". Pocos han definido con tal elegancia, y tan desde dentro, qué es y a qué mecanismos obedecen la magia y el arte de actuar en estado de gracia con un gran director de actores. El filme es una maravilla de interpretación y una maravilla de relato romántico, interiormente roto -pero lleno de armonía- por la mezcla de alegría y dolor que conlleva toda verdadera pasión. Una hermosa película.

París, bajos fondos se emite a las 22.30 por TV-1.

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