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Reportaje:

'Placidico', el banquero del pueblo de Valdepeñas de Jaén

Placidico, como era conocido entre los vecinos de su pueblo, estaba considerado como una excelente persona y un hombre honrado, según las diferentes versiones compulsadas por este periódico.Tan sólo seis días antes de morir, cuando ya estaba ingresado en una clínica, escribió en su testamento que reconocía las obligaciones contraídas con sus acreedores. Sin embargo, pedía que no se precipitasen en exigir judicialmente el pago de sus créditos, "pues conocen las desastrosas consecuencias que en cuanto a la valoración de los bienes podría tener su venta por vía de apremio o subasta pública".

Valdepeñas de Jaén, situada a 35 kilómetros de Jaén, tiene 5.200 habitantes, que viven de la recogida de la aceituna y del trabajo que como temporeros realizan durante la vendimia en Francia. Hoy el 70% de la población se encuentra esparcido por los diferentes pueblos de la provincia. Según las cifras oficiales, 400 trabajadores están apuntados al empleo comunitario, cifra prácticamente imposible de controlar por la movilidad de los jornaleros. En el pueblo hay cuatro entidades bancarias, que veían en Plácido Caballero el terror para sus operaciones financieras.

Todo hace indicar que el banquero de Valdepeñas de Jaén montó su tinglado económico a través de la almazara (fábrica de aceite) Nuestra Señora del Carmen, propiedad que compartía con su sobrino Santiago.

Los olivareros, como es costumbre, llevaban la aceituna a las almazaras para su proceso industrial, con el inconveniente de que cobraban su trabajo con un año de retraso. Sin embargo, Plácido Caballero prestaba de forma inmediata entre 100.000 pesetas y un millón con un interés del 12%. A su vez, el banquero aceptaba dinero de los olivareros, que pagaba con un interés del 10 al 12%. Todas las operaciones efectuadas están anotadas en lo que él mismo llamaba libro de los dineros, en poder de sus albaceas.

Caballero no tenía un duro en las entidades bancarias. Invertía el dinero en fincas rústicas o en propiedades inmobiliarias. Cuando le pedían una determinada suma, entre las 100.000 y las 500.000 pesetas generalmente, firmaba una simple cuartilla cuadriculada. Cuando recibía alguna cantidad, efectuaba la misma operación. Plácido escribía de puño y letra: "He recibido de... la cantidad de 100.000 pesetas que se las debolberé tan pronto me requiera para ello dicha cantidad debengará el 12% y para que coste le espido el presente recibo".

De esta forma, y con esta ortografía, el banquero amasó durante los últimos años hasta 145 millones de pesetas, según se ha comprobado por los recibos de sus 400 acreedores. Entre ellos se encuentra un pastor de Fuensanta de Martos que le había entregado en sucesivas ocasiones más de un millón de pesetas. A pesar de esa cantidad de dinero, teóricamente acumulada en fincas rústicas, Hacienda ha,valorado en estos días sus propiedades en 50 millones de pesetas, un 34% de lo que adeuda.

Los sobrinos ponen dinero

Como consecuencia de esta situación, el domingo pasado se celebró en el Ayuntamiento de Valdepeñas de Jaén una asamblea de los afectados, a la que asistió el abogado y albacea testamentario, Manuel Medina González. Éste tranquilizó a los acreedores tras prometer que se abonarían todas las cantidades adeudadas una vez que fueran valoradas en el mercado las propiedades de Plácido Caballero. Como las mismas, según Hacienda, no abarcan más que el 34% de la deuda, sus sobrinos, ante las amenazas y presiones recibidas de los vecinos, se han visto obligados a ceder para la herencia unos 30 millones de pesetas en fincas y otros terrenos de su propiedad.En este sentido, Manuel Medina ha manifestado que hasta dentro de un año no terminará este proceso, "sobre todo por la complejidad que supone demostrar el cobro de cantidades que no han seguido una transacción oficial".

En cualquier caso, el banquero declara en su testamento como deudas "las derivadas del tráfico normal o anormal de su fábrica de aceite Virgen del Carmen, en Valdepeñas de Jaén, cuyo negocio gira exclusivamente por cuenta del testador, aun cuando alguna de las deudas aparezcan contraídas por otras personas, y en especial por su sobrino Santiago Caballero". El testamento indica que su finalidad no es más que la de cumplir con la mayor puntualidad posible sus obligaciones con los acreedores, a quienes ruega no se precipiten en exigir judicialmente el pago de sus créditos, lo que podría ir en su perjuicio.

Esta cláusula del testamento es clave para entender el mutismo de los pequeños olivareros que, a los siete meses de la muerte de Plácido Caballero, observan cómo podrían perder la mayor parte del dinero que durante los últimos años le confiaron. Más aún cuando saben que los recibos firmados por él no tienen ningún tipo de aval oficial.

Ahora los olivareros confian en que los albaceas testamentarios obtengan el máximo beneficio de las tierras y bienes que deben poner en venta, previa valoración de Hacienda. Todos esperan recuperar su dinero, pero la mayoría se deberá conformar con cobrar sólo una parte de la cantidad que le entregaron en su día. Para ello falta, como mínimo, un año.

Por otro lado, en Valdepeñas de Jaén todos hablan de doña Branca, la banquera del pueblo portuguesa, que en la actualidad se encuentra en prisión por un caso similar al que ahora se ha conocido en Jaén. Y lo único que comprenden es que poseen unos vales que no pueden canjear por dinero efectivo. Ha sido como una traición póstuma de Placidico, en el que depositaron los ahorros fruto de frías mañanas en la recogida de la aceituna o fruto de su trabajo durante la vendimia en Francia.

José Milla Estepa, de 79 años, ha sido uno de los vecinos más perjudicados, puesto que se le adeudan dos millones de pesetas. Milla vive en una humilde casa de Valdepeñas de Jaén y no entiende nada de lo sucedido. Sólo sabe que tiene 15 recibos firmados por Plácido Caballero, en quien durante 30 años había depositado su confianza y su dinero. "A mí que no me cuenten historias", comenta el viejo olivarero, "porque yo lo único que deseo es recuperar mi dinero. Y si no puede ser, que me den un pedazo de terreno de los que tenía Plácido".

'El padre del pueblo'

En general, en el pueblo se percibe una evidente tensión, contenida en los últimos días por la visita que han efectuado los albaceas testamentarios, quienes han tranquilizado a la población sobre el cobro de sus pequeños capitales. Para el alcalde de Valdepeñas de Jaén, el socialista Pedro Jaenes, Placidico "ha sido un sacrificado toda su vida, era como el padre del pueblo. Y si no, pregunte, pregunte", dice, desbordado por los acontecimientos.Sin embargo, a las preguntas formuladas ha habido pocas respuestas. La mayoría de los afectados consideraban a Plácido Caballero como una persona que jamás podría haberles engañado. Desde esta perspectiva, incluso varios meses después de los hechos, aún no se creen que hayan sido estafados.

La ignorancia, en cuanto a las operaciones del tinglado económico montado por el banquero de Valdepeñas es fundamental para entender la pasividad con la que a lo largo de más de 30 años han actuado los olivareros. Una confianza que se ha visto rota cuando los albaceas han demostrado que las propiedades de Plácido Caballero apenas si han alcanzado, según la tasa de Hacienda, los 50 millones de pesetas.

En este sentido, han sido sus propios sobrinos los que ante el calibre que tomaban los acontecimientos decidieron poner a disposición de la herencia parte de sus propias propiedades.

Quienes, en cambio, sí se han mostrado más tranquilos han sido los directores de las cuatro entidades bancarias del pueblo, que han visto como ha desaparecido un duro competidor.

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