Incidentes en Caparroso al impedir la Guardia Civil el linchamiento de presuntos delincuentes
La propagación del rumor de que habían sido puestos en libertad tres jóvenes que estuvieron a punto de ser linchados por vecinos de Caparroso (Navarra) tras sorprenderles, al parecer, robando, provocó violentos incidentes entre personas de la mencionada localidad y miembros de la Guardia Civil. Los enfrentamientos cesaron cuando el alcalde de Caparroso, Francisco Arana, desde el balcón del Ayuntamiento y acompañado de la corporación, explicó a las cerca de 1.000 personas que se habían concentrado en la plaza del pueblo que los tres jóvenes habían ingresado en prisión.
Los hechos se produjeron después de que unas horas antes (en la madrugada del mismo miércoles) efectivos de la Guardia Civil impidiesen el linchamiento de tres presuntos delincuentes quienes fueron sorprendidos cuando, al parecer, pretendían robar en el interior de una sala de juegos con máquinas tragaperras. La Guardia Civil -que desde el primer momento protegió a estas tres personas de la actitud violenta de los vecinos- consiguió, después de más de cinco horas de estar rodeados, sacar a los detenidos del local y trasladarlos al juzgado de Tafalla donde se decretó su ingreso preventivo en prisión. A los tres jóvenes, Francisco Javier Moreno, y los hermanos Jesús María e Isidoro Echeverría -estos dos últimos vecinos del mismo Caparroso- se les atribuye por parte de los vecinos de esta localidad que cuenta con unos 2.500 habitantes, la autoría de algunos robos en viviendas y en la iglesia del pueblo.En opinión de uno de los funcionarios del Ayuntamiento de Caparroso estos hechos provocaron la incontrolada reacción de gran parte de los vecinos -algunos de los cuales llevaban armas blancas e impidieron que el médico auxiliase a uno de los jóvenes que sufría un ataque epiléptico- cuando fueron sorprendidos en el interior de un establecimiento que a esas horas se encontraba cerrado al público.
Silbidos y reproches
Los incidentes, sin embargo, volvieron a reproducirse horas después al difundirse el rumor entre los vecinos del pueblo de que los tres jóvenes habían sido puestos en libertad. "La gente ante el temor de que estos tres presuntos delincuentes estuviesen de nuevo en el pueblo y de lo que pudieran hacer como consecuencia de esta vuelta tan rápida, se concentró en la plaza y se mostró soliviantada", según ha declarado el alcalde de Caparroso, Francisco Arana, de la Coalición Popular. La llegada en un automóvil de una dotación de la Guardia Civil, compuesta por tres miembros de este cuerpo, provocó numerosos silbidos por parte de las cerca de 1.000 personas que se habían concentrado frente al Ayuntamiento. Los guardias civiles fueron increpados y se les reprochaba su actitud por no entregar a los detenidos al pueblo.
Los gritos contra los guardias civiles arreciaron en tanto que algunos vecinos golpeaban el coche. Mientras, el alcalde y los corporativos desde uno de los balcones trataba, sin conseguirlo, de calmar los ánimos en tanto que un grupo de unas 100 personas consiguió arrastrar el vehículo de la Guardia Civil por la plaza unos 50 metros. Las demás personas rodeaban a los guardias civiles increpándoles continuamente. Los agentes abandonaron finalmente la plaza ante el abucheo de los congregados.
El alcalde de Caparroso consiguió por fin comunicar a estas cerca de 1.000 personas que los tres jóvenes se encontraban en prisión, lo que calmó los encrespados ánimos de los vecinos, quienes se disolvieron sin más incidentes. Francisco Arana declaró ayer que la vida era totalmente normal en Caparroso.
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