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Le Pen se defiende de las acusaciones de tortura, alegando que "en una guerra todo vale"

"Es inútil remover hoy la mierda de ayer". Este fue el comentario de un general francés a los esfuerzos que realiza desde hace dos días el diario Libération para demostrar que el diputado del Parlamento Europeo Jean-Marie le Pen, líder del partido de extrema derecha Frente Nacional, torturó personalmente durante la batalla de Argel a varios militantes y simpatizantes indepedentistas. Le Pen no hace muchos esfuerzos por defenderse de las acusaciones y manifiesta que "en una guerra todo vale".El tema de la tortura en la guerra de Argelia no es ninguna novedad. Lo nuevo es que 18 años más tarde, uno de aquéllos desempeñe un papel no desdeñable en la política interior francesa, que haya recogido un 10% de los votos en las elecciones del año pasado para el Parlamento de Estrasburgo y que siga habiendo voces que defiendan públicamente aquellos procedimientos.

Le Pen, que presentó ayer demanda por difamación contra el periódico, está convencido de que el escándalo no le restará votos ni simpatías, porque un sector de la sociedad francesa "comprende muy bien lo que ocurrió en Argelia y el papel que tuvo que desempeñar el Ejército". Tan es así que el diputado europeo no se molesta en desmentir tajantemente las acusaciones. Le Pen da siempre mil rodeos antes de negar que él practicara la tortura y enseguida añade que los "interrogatorios en profundidad" estaban perfectamente justificados porqub "en una guerra todo vale" y "porque se trataba de terroristas que arrojaban bombas en lugares públicos". En su defensa han acudido algunos de sus antiguos jefes. El general Massu, por ejemplo, que mandaba la división de paracaidistas en la que Jean-Marie le Pen fue teniente, declaró que los que testimonian contra el diputado "no debieron sufrir tantas torturas cuando están ahí y parecen encontrarse bien".

Los testimonios recogidos por Libération parecen, sin embargo, irrefutables: cinco argelinos declaran formalmente haber sido torturados por el teniente Le Pen, sin lugar a dudas, puesto que él mismo se identificaba: "Como me llamo Le Pen que vas a terminar hablando...". Uno de los testigos va todavía más lejos y asegura que el diputado es un asesino. Mahfoud Abdelbaki afirma: "Llevaba ya 12 días detenido y siendo torturado cuando una noche entró en nuestro barracón el teniente Le Pen, hizo salir a todo el mundo salvo a uno de los nuestros, sacó su revólver, lo aplicó a la sien del detenido y disparó. Moussa cayó, y Le Pen gritó: '¡Todo el mundo dentro otra vez!'. Juro que es verdad".

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