Jan Faber: "En Holanda, la clase media es pacifista"
Mient Jan Faber, de 44 años, es el secretario general del IKV (Consejo Holandés Interiglesias para la Paz), una organización de considerable arraigo en Holanda, donde "el pacifismo cuenta con una gran influencia en la clase media". Recientemente estuvo en Madrid, donde participó en un encuentro del Comité de Enlace del Desarme Nuclear para Europa (END), dedicado a preparar la próxima Convención de Amsterdam.
Pregunta. ¿Cree que el aplazamiento de la instalación de los misiles en su país responde a un deseo de ganar tiempo de cara a los ciudadanos o hacia la OTAN?Respuesta. Ambas cosas. Por un lado, el Gobierno quiere mostrar su solidaridad con la OTAN, pero sólo bajo determinadas condiciones. Necesita ganar tiempo para ver cómo se desarrollan las negociaciones entre ambos bloques y valorar lo que hacen los soviéticos. Y de cara a la población, el Gobierno es consciente de que tiene más apoyo popular para no instalarlos que para iniciar el despliegue, por lo que necesita agotar todo el tiempo que pueda en intentar convencer a la población de que se ha hecho todo lo posible para evitarlos, aunque acabe desplegándolos. En el fondo, estos 500 días de moratoria se cumplen medio año antes de las próximas elecciones, por lo que la incógnita se convertirá en una baza electoral. Nuestro caso es muy diferente, por ejemplo, al de Bélgica, donde ya tienen construidas las bases para colocar los misiles. En Holanda se ha paralizado el proceso, hay que empezar por construir las bases; por tanto, todo dependerá de las elecciones.
P. ¿Piensa que la, presión popular respaldaría de forma efectiva, con votos, esta opción, y se lograría en Holanda lo que no se ha conseguido en otros países?
R. ¡Ojalá pudiera saberlo! Si ganan los socialdemócratas es muy posible que no se lleve a cabo el despliegue. Según las encuestas, los socialdemócratas ganan posiciones así que si ganan y deciden no desplegarlos, sería un triunfo para el movimiento pacifista.
P. Usted es miembro del partido socialdemócrata y a la vez dirige el movimiento pacifista más influyente de su país. ¿No le crean fricciones e incluso situaciones de esquizofrenia ambas lealtades?
R. En Holanda la militancia en un partido no se entiende de una manera tan vinculante como en el sur de Europa. Hay muchas clases de militancias, y las diferencias entre la vida política y la vida social se hallan más delimitadas, por lo que es perfectamente posible pertenecer a una organización política y a la vez estar en otras instituciones que no tienen que tener necesariamente esas ideas. Por otra parte, el pacifismo en Holanda es algo que está en la sociedad. Es la clase media la que se interesa por su futuro, y no sólo los jóvenes de izquierda.
P. El respaldo eclesiástico al IKV, ¿significa que todos los cristianos miembros de esas iglesias se identifican con la organización?
R. EI IKV no es una organización de miembros, sino un organismo oficial de las iglesias que tiene actividades independientes, y eso significa que potencialmente tiene influencia en todos; los miembros de esas iglesias. Pero sería aventurado estimar que si en Holanda hay 15 millones de habitantes, y nueve millones de ellos son miembros de dichas iglesias, lo son también del IKV.
P. En relación con el END y la Convención de Amsterdam, ¿cómo valora los resultados de la reunión celebrada en Madrid?
R. Se centró en las relaciones Este-Oeste y en la conveniencia o no de que los movimientos pacifistas del, Este intervengan en Amsterdam. El haber celebrado la reunión en España demuestra asimismo el interés que despierta en Europa el anunciado referéndum sobre su permanencia en la OTAN, porque se trata de un avance democrático importante el que los ciudadanos puedan pronunciarse sobre las cuestiones de paz y seguridad que afectan a su futuro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.