Chillida es el más firme candidato al Premio Wolf, de Israel, dotado con 17 millones de pesetas

El escultor vasco Eduardo Chillida es el más firme candidato al premio Wolf a las ciencias y las artes, otorgado por el Parlamento de Israel y dotado con 100.000 dólares (17 millones de pesetas). El premio será anunciado oficialmente el viernes día 8, por el ministro de Educación y Cultura, el ex presidente israelí Isaac Navón. De momento, según la agencia Efe, sólo ha trascendido que el premio será otorgado a "un escultor de la ciudad de San Sebastián".Los premios Wolf, de carácter anual, serán entregados a personalidades de Europa, Estados Unidos, Japón e Israel por el presidente de Israel, Haim Herzog, en una ceremonia que se celebrará en el Parlamento de: Jerusalén.

Para la concesión de¡ galardón en ciencias y artes, la organización del premio Wolf realiza una serie de consultas a personalidades del mundo artístico, particularmente aquellas que están vinculadas a entidades de renombre internacional. Las respuestas, sin embargo, se dan a título personal y no en nombre de la institución. En el caso de Rosa Maria Malet, directora de la Fundación Miró, consultada por la organización del premio, su propuesta para el premio de este año -dedicado a la escultura- fue: para Chillida. Cada año el premio se destina a una modalidad de expresión artística diferente. El año correspondiente a la pintura, el galardón recayó en Marc Chagall y Antoni Tàpies.

Ricardo Wolf, con cuyo nombre fue creada la fundación que otorga los premios, llegó a Israel como primer embajador de Cuba después de la segunda guerra mundial. Se quedó en el país tras el cierre de la embajada cubana.

Eduardo Chillida nació en San Sebastián el 10 de enero de 1924. Etudió arquitectura en Madrid, pero abandonó la carrera en 1947 para dedicarse pr completo a la escultura. Expuso por primera vez en el Salón de Mayo en 1949, y al año siguiente se trasladó a Francia, donde su obr a evolucionó hacia una expresión no figurativa. En 1951 fijó su residencia en Hernani (Guipúzcoa), y en 1957 se trasladó a San Sebastián.

Chillida dibujaba ayer tarde aguafuertes para ilustrar el libro La mano del poeta israelí Edinon Jabés cuando recibió, a través de EL PAÍS, la noticia que le señala como probable ganador del premio Wolf. Su primera reacción fue de extrañeza: "Yo no me he presentado a ningún premio"; luego, buceando en la memoria, descubrió la conversación que mantuvo meses atrás en Helsinki con la directora de un prestigioso museo de esta capital. En el transcurso de la conversación la directora de ese museo le manifestó su intención en reponerle para el premio Wolf.

Posteriormente, en París, Eduardo Chillida fue informado de que su candidatura estaba avalada desde Barcelona, al parecer, por la Fundación Miró. "Yo ya me había olvidado del todo, lo cierto es que nunca me he planteado todo eso de los premios y que por no saber, ni siquiera sé la relación de los premios de escultura que se conceden en el mundo". Chillida, que accedió a los lugares más prestigiosos de la escultura en 1958, al conseguir el primer premio de la Bienal de Venecia, ha sido repetidamente galardonado a lo largo de su última trayectoria. Este mismo año obtuvo el Kaiser Rhin y hace mes y medio el gran premio de las artes de Francia.

"Acepto encantado estos premios porque suponen el reconocimiento de toda mi obra y no son concursos en los que se selecciona una escultura determinada. Chillida dice que no conoce a nadie del jurado del Wolf, como tampoco conocía a los jurados de los anteriores premios. "Hay, pues, una gran limpieza y una ausencia de competitividad".