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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Haendel, en las voces de la Coral Andra Mari, de Rentería

En el ciclo de los martes (cámara y polifonía) actuaron en el Teatro Real la Coral Andra Mari de Rentería, que dirige José Luis Ansorena, y la Academia Matritense, el último empeño musical de ese voluntarioso músico galaico que no sabe vivir sin accionar. Me refiero a Luis Izquierdo, tantos años al frente de la Orquesta Bética Filarmónica, de Sevilla y ahora profesor en el conservatorio de música madrileño.Base del programa era el Te Deum de Dettingen, una de las llamadas obras "de circunstancias" compuesta por Haendel en 1743 para celebrar la victoria de los ingleses y su rey, Jorge II, sobre los franceses en la ciudad costera del río Meno.

Como en otras ocasiones, Haendel echó mano de la música del milanés Antonio Francesco Urio, maestro de capilla a mediados del XVII en la iglesia de los Santos Apóstoles de Roma. Apropiación que en la época no tenía la menor importancia, sobre todo si, como es el caso, los resultados son tan excelentes y tan haendelianos. No es que Haendel transformase piedras en brillantes, según la antipática y siempre citada frase de Boyce, pues Urio fue un gran músico, pero lo cierto es que la apropiación queda más que justificada y transmutada.

Ciclo de Cámara y Polifonía

Coral Andra Mari de Rentería (director, Ansorena) y Academia Matritense (director Luis Izquierdo). Barítono: Henry Herford. Obras de Scarlatti-Bonelli, Bach y Haendel. Teatro Real, 29 de enero. Madrid.

Tampoco el hecho de que la obra obedezca a instancias de una celebración tiene valor alguno, pues Haendel hizo su música tal y como la entendió siempre: con grandeza, belleza en todos los órdenes y una naturalidad en el lenguaje barroco verdaderamente admirables. Lo fue también la interpretación de la Coral Andra Mar¡, un conjunto de 60 voces bien timbradas, cohesionadas y orientadas por Ansorena, un gran músico en toda la significación del término. Resultó eficaz la colaboración de Luis Izquierdo y su academia, demasiado verde sin embargo, para abordar páginas tan de repertorio como la Suite en re de Bach en el primer escenario musical de España.

La música de Doménico Scarlatti nos llegó a través de un arreglo del veneciano ochocentista Ettore Bonelli, que dispuso cinco sonatas en forma de suite con escaso acierto. Hizo bien Miguel Alonso al recordar en sus minuciosos y competentes comentarios juicios como los de Marinelli: "Realizaciones pesadas y macizas, antihistóricas y carentes de gusto: a Bonelli o a la Pinelli, para entendernos".

Puestos a montar, habría sido más interesante y auténtico ofrecer alguna de las Sinfonías de París. Al claro éxito de la jornada contribuyó en gran medida el estupendo oratorista edimburgués Henry Herford. Ya es sabido que Haendel confió al barítono en su Dettingen Te Deum una parte muy hermosa.

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