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Un mediterráneo cauto

I. G. M.De las tres razas -europea, india y africana- que componen la etnia brasileña, Tancredo Neves encarna al latino procaz, seductor, inteligente, que carece de amigos íntimos. Neves va todos los domingos a misa, se persigna al entrar a un avión y luego se duerme hasta que concluye el viaje.

Uno de sus refranes políticos es aquel que dice que "la política no se hace con amigos, se hace con partidarios". Y otro. "No se hace una buena política sin alguna injusticia".

Tancredo es un especialista en el toque de la flauta y escucha con deleite a clásicos como Bach, Mozart y los compositores sacros de su estado natal de Minas Gerais.

Está casado desde hace casi 50 años con Risoleta Tolentino Neves, tiene un hijo, dos hijas y varios nietos. Conoce mejor que cualquier escolar español a Francisco de Quevedo, Lope de Vega, Pedro Salinas, Miguel de Cervantes, el conde Lucanor y el arcipreste de Hita.

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Experiencia política

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En política lo ha hecho todo, desde ser concejal de su ciudad, San Juan del Rey, en 1934, hasta ser diputado, fiscal, primer ministro, senador, gobernador y presidente de la República. Ha sido protagonista de la vida política brasileña desde hace más de 50 años. Ni siquiera la dictadura militar ha conseguido alejarle de la vida pública.

Es un conservador y demócrata convencido y es un político puro en sentido maquiavélico.

Se le considera un negociador hábil, y una prueba de ello es que en una conversación con el ministro de Justicia, Ibrahim Abi-Asacel, le dijo que tenía que destituir a todas las autoridades que había nombrado él en una ciudad, entre las que se encontraba la hermana del propio Ibrahim. Éste le contestó diciendo que lo comprendía porque ahora les tocaba a ellos gobernar. Al día siguiente los teléfonos del ministro de Justicia se bloqueaban con llamadas airadas de la gente protestando porque Tancredo había destituido a todos, menos a la hermana de Ibrahim.

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