La pacificación de la familia democristiana
F. J.Apenas dos años le han bastado a Óscar Alzaga para pacificar y unificar la dispersa familia democristiana española, que en 1977 se presenta a desunida a las elecciones generales y todavía en 1982 no había logrado aglutinarse en una sola formación. Hoy, el PDP, presidido y férreamente controlado por Alzaga, se presenta como el único representante estatal de la democracia cristiana española, y está, desde hace varios meses, homologado por la Unión Europea Democratacristiana.
Próximo a cumplir los 43 años, óscar Alzaga se presenta como triunfador en una dura pelea por la marca democristiana, pelea que le llevó, primero, a abandonar las filas de la Izquierda Democrática de Joaquín Ruiz-Giménez y, después, la Unión de Centro Democrático, para fundar el PDP. En la actualidad, apenas media docena de democristianos históricos -Fernando Álvarez de Miranda, Eugenio Nasarre, Jose María Gil-Robles, Juan Antonio Ortega Díaz-Ambrona, agrupados en el Centro de Estudios Comunitarios permanecen fuera del PDP.
Hoy, Óscar Alzaga ha logrado convertir a su todavía pequeño partido -28.000 militantes según cifras oficiales, 17.000 según otras fuentes oficiosas del PDP- en el auténtico vértice para la futura formación de un centro político: desde la fuerza que le presta su inestable permanencia en la Coalición Popular, Alzaga trata de negociar con el PRI, inspirado por el tándem Miquel Roca-Antonio Garrigues, la formación de una gran coalición capaz de oponerse con éxito a los socialistas. Ello serviría a los democristianos para lograr su aspiración de centrar la Coalición Popular, hoy todavía demasiado escorada a la derecha, en opinión de los dirigentes del PDP.
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