Un tribunal de Londres
dictó ayer una sentencia por la que se ordena a un hospital británico el pago de una indemnización de 340.000 libras (más de 67 millones de pesetas) a un niño de cinco años que había sido operado al nacer y, como consecuencia de un error médico, sufre en la actualidad un daño irreparable en sus funciones cerebrales. El pequeño es hijo de emigrantes originarios del subcontinente indostánico.
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