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Partido Quebecois relega a un plano secundario sus tesis independentistas frente a Canadá

El Partido Quebecois (PQ) de Canadá accedió el pasado sábado, en un congreso extraordinario, y por una mayoría de dos tercios, a abandonar la cuestión de la soberanía de Quebec como punto central de las elecciones legislativas en la provincia previstas para finales de año. René Levesque, el carismático líder del PQ, pidió a los congresistas realismo. Los últimos sondeos indican que sólo el 4% de los quebequeños está a favor de la independencia de la provincia. El sueño independentista de los años sesenta y setenta se ha disipado.

Cuando en los años sesenta René Lévesque decidió dejar su labor de influyente periodista para dedicar se a la política, la generación de jóvenes canadienses de expresión francesa se sentía marginada en la provincia francófana de Quebec de una extensión tres veces la de España y poblada por unos 6,5 millones de habitantes.El célebre "Vive le Québec libre!" lanzado por el general Charles de Gaulle durante su visita a Montreal, el 24 de julio de 1967 estimuló el nacimiento, en 1968 del Partido Quebecois, de orientación nacionalista y centrista, que llegó al poder del Gobierno regional en 1976, bajo la presidencia de René Lévesque. La ley 101, que concedió al francés el rango de idioma oficial, fue una de las primeras aprobadas por el nuevo Gobierno nacionalista.

La idea de crear un Estado soberano, asociado a Canadá, fue el principal motor del PQ en posteriores elecciones y, sobre todo, en el planteamiento del histórico referéndum nacionalista, el 20 de mayo de 1980. Lévesque y su par tido perdieron la consulta popular al ganar los ciudadanos favorables a seguir formando parte íntegra del Estado de Canadá por el 60% frente al 40%. Desde entonces, los nacionalistas del PQ han perdido influencia. Sólo el 23% de los ciudadanos es hoy favorable al actual Gobierno de Lévesque.

Ante la proximidad de nuevas elecciones en Quebec, a finales de este año, Lévesque, un político pragmático, convocó el sábado en Montreal un congreso extraordinario del partido con el tema central de congelar la cuestión de la soberanía en la próxima consulta electoral. Lévesque quiere dar prioridad a la crisis económica y otros asuntos sociales, por delante de un nacionalismo que parece interesar cada vez menos a las jóvenes generaciones de Quebec, una provincia donde el índice de desempleo, que ya es del 18%, se encuentra seis puntos por encima de la media nacional de Canadá.

El realismo de Lévesque, a quien nadie puede discutir su espíritu nacionalista, fue apoyado por los dos tercios de los 1.500 delegados que participaron en el congreso. Pero la victoria de las tesis oficialistas o revisionistas supuso que el tercio restante pasara a engrosar las filas de la disidencia. Los ortodoxos abandonaron ruidosamente el local con gritos de "¡Quebec para los quebequeños!". El ex ministro Camille Laurin, abanderado de esta fracción, lo dijo bien claro: "El Partido Quebecois ha dejado de ser independentista. No hay que regalar el partido, en el que hemos militado durante 17 años, a los oportunistas que quieren pervertirlo".

Lévesque quiere buscar fórmulas de compromiso económico con el Gobierno federal de Canadá, que dirige el nuevo primer ministro conservador, Brian Mulroney, triunfalmente elegido el pasado 4 de noviembre, ante la incapacidad del primer ministro liberal John Turner, que no pudo enderezar el desgaste suffido durante los últimos años del popular Pierre Elliot Trudeau.

El abandono de la cuestión nacionalista como programa electoral del PQ abre también dudas sobre el futuro político de Lévesque, de 62 años de edad, sobre quien circulan rumores de problemas de salud. Los ortodoxos podrían crearle problemas en el Parlamento de Montreal, en el que Levesque cuenta con una exigua mayoría de cinco diputados. Por el momento han dicho que esperan a la reapertura de las sesiones, a finales de febrero, para comenzar a hacer valer su fuerza.

René Lévesque se defendió de esta escisión -que calificó de "intervención quirúrgica desagradable, pero necesaria"- diciendo que "es el pueblo quien decide la independencia, no los políticos, los tecnócratas o los politólogos". Y los sondeos dan poco margen de acción a los independentistas: apenas el 4%. El partido también ha perdido gran parte de su militancia, y hoy se estima que engrosan sus filas unos 110.000 quebequeños, frente a los 300.000 afiliados con que contaba hace cinco años.

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