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James Taylor reunió a cerca de 300.000 espectadores en el festival de Río de Janeiro

JamesTaylor, una de las grandes figuras de la historia del rock, cantó y tocó sus mejores composiciones de la pasado década ante cerca de 300.000 personas, en el rockódromo del festival de Río de Janeiro. Según los cálculos coincidentes de O Globo y Jornal do Brasil, había más de 200.000 personas antes de que el cantante y músico brasileño Ivan Lins iniciara la segunda jornada de Rock in Rio.

ENVIADO ESPECIAL

Como se había anunciado previamente, estas cifras enseñan la mayor atracción del público local por las fechas en que actúan James Taylor y George Benson -los dos volverán a salir el escenario esta noche- y aunque miles de espectadores, cansados de estar de pie y bailar durante más de siete horas, abandonaron el campus rockero cuando Taylor terminó su concierto para dar paso a Benson, es muy seguro que hoy acuda la misma cantidad de gente para ambos.La cantante Elba Ramalho, con su pop y funky brasileños y unas piernas largas cuyo atractivo se esmera en exhibir, continuó la música instrumental y vocal de Ivan Lins, quien compartió su tema Dinorah-Dinorah con el guitarrista George Benson. Elba Ramalho ofreció un espectáculo muy comercial a base de pop a la samba, con letras eróticas y excitantes muy pegadizas de su último disco Do jeito que a gente gosta -de la forma que le gusta a la gente-, cuya ejecución pública y radiodifusión han sido prohibidas por la censura federal. Como sus seguidores, esta ex actriz y veterana cantante bailé sin parar cada tema y tuvo que repetir al final.

Gilberto Gil se demoró. La pasión de los jóvenes brasileños por los discos de este cantante-compositor (que realiza un zumo tropical de rock-bossa-reggae-jazz e incluso algo de esencia y reclamo afrobrasileños) se acrecienta en vivo. No puede existir mejor público para un artina-músico en un escenario que aquel que no cesa de dar palmas y seguir sus melodías. Entre composiciones propias, Gil cantó sólo con su guitarra una versión muy personal del I just call to say I love you, de Stevie Wonder, ante el delirio de los asistentes. También hizo una versión en portugués de Jimmy Hendrix y su rock no perdió valor.

La presencia de Al Jarreau

Desde la primera canción, Racing waters, Al Jarreau -el mejor cantante del jazz-pop en algo que se denomina scat (hacer jazz vocal sin necesidad de letra)- se propuso mostrar un cambio definitivo hacia el pop-rock más extendido. Y ello porque casi todos los números que cantó pertenecen a sus tres o cuatro últimos elepés. No ofreció su éxito reciente Let´s pretend. La calidad instrumental de la banda que le acompañó y su dominio de la voz, único en su género, no se correspondieron del lodo con el ánimo del público, que parecía conocer menos sus canciones. La noche musical fue para James Taylor. Bailones y alegres constantes, los brasileiros cantaron todas las composiciones íntimas, amargas, de este genio musical de Boston (Massachusetts) cuya voz y guitarra acústica se mezclaron con el casi pleno acompañamientio colectivo.Taylor cambiaba la entonación de sus canciones y los espectadores se perdían una y otra vez. Desde Carolina in my mind, Walking man o México al llorado You've got a friend o Don´t let me be lonely tonight, todo fue venerado por una audiencia brasileña que en esto se une a su continente.

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