Díaz Miguel y el 'pívot-probeta'
El seleccionador nacional Antonio Díaz Miguel viaja hoy hacia Estados Unidos, donde visitará durante 19 días los mejores laboratorios del mundo en fabricación de jugadores de baloncesto, y donde estudiará las aplicaciones posibles para que el juego de la selección española siga siendo respetado en Europa.
Saludará a sus amigos Bobby Knight, Lou Carneseca o Dean Smith, una oportunidad al alcance sólo de unos escogidos. Y es que ayer, en una conferencia ofrecida a los alumnos del Ramiro de Maeztu, cantera de Estudiantes y de la Demencia (la hinchada juvenil del equipo), Díaz Miguel llegó a decir algo así, al estilo Newton: "Dadme un par de gigantes y os haré la mejor selección de Europa". Díaz Miguel comparó, en su disertación en la sala de música, el baloncesto americano y el soviético con el español.
Esperma de un 2,20
Pero en su locura por el baloncesto, como él mismo dice, en sus diarias reflexiones ha llegado a intentar buscar la solución en la inseminación artificial. "¿No sería posible", le preguntó en una ocasión a un doctor, "que si trajéramos esperma de un jugador de 2,20 metros y lo colocáramos en una española alta y buena moza, el descendiente fuera un hombre muy alto?".Parece que le dijeron que sí y, últimamente, Díaz Miguel anda muy preocupado por cierto tipo de espermatozoides. "Estados Unidos nos lleva una ventaja de 50 años, un adelanto técnico y una raza más perfecta. Será imposible alcanzarlos. Pero la URSS sólo nos aventaja en que siempre encuentran un par de gigantes. Con dos jugadores muy altos y entrenados por técnicos españoles, la selección española ganaría casi siempre a la soviética. Somos mejores, no hay duda. Si Fernando Martín midiera cuatro centímetros más estaría jugando, muy a mi pesar, en la liga profesional norteamericana".
Y así es como, tras la teoría apuntada, hay pivot-probeta, hay quien piensa que Díaz Miguel está tan loco por el baloncesto como para buscar por Estados Unidos espermatozoides de Ralph Sampson o de Michael Jordan. Sería capaz.
De momento, sin embargo, se contenta con viajar allí una vez al año y seguir teniendo la humildad suficiente como para aprender cada día, a pesar de que en Europa está considerado como una especie de doctor honoris causa. Díaz Miguel seguirá haciendo uso de sus conocimientos a la espera de que algún embarazo le sea propicio.
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