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La última víctima

Dos frases pronunciadas ayer ante los periodistas por Eugeni Giralt, socialista catalán y presidente del Consejo de Administración de RTVE durante este mes, proporcionan claves suficientes para entender la razón de este enésimo cambio que efectúa Calviño en TVE."Esta es la última oportunidad de que los informativos funcionen", sentencia que Giralt adjudica textualmente a Calviño. El director general parece que finalmente es consciente de que los informativos no funcionan. La severa crítica que Calviño hizo a distintos aspectos de la gestión de TVE en presencia de su director, Ramón Criado, ante el pleno del Comité de Dirección de RTVE en la mañana del martes pasado amplía esta toma de conciencia a toda la sociedad televisiva. Son llamadas de atención que Calviño, cuyo nombramiento y destitución dependen exclusivamente del Gobierno, reitera a menudo cuando sus superiores le ponen el dedo en la llaga. La última y más dolorosa ocasión tuvo lugar en julio del pasado año, cuando un miembro del Gobierno habló con Pilar Miró de cara a un eventual relevo del propio Calviño.

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En dos años, Calviño ha tenido dos directores de TVE, tres directores de Informativos, dos directores de la segunda cadena, dos directores técnicos, etcétera, y numerosas fugas de profesionales.

La segunda frase de Giralt es algo más que un deber protocolario: el periodista Vázquez ha sido "la última víctima de la operación". Giralt y todos los socialistas del consejo saben que ellos y otros dirigentes del PSOE vienen pidiendo este relevo casi desde el momento en que Vázquez tomó posesión, a finales de septiembre de 1983.

Los periodistas de TVE saben que están y seguirán sujetos a un fuerte marcaje político de los distintos grupos. Sopena, recién llegado a Torrespaña, se encuentra ya con esta salutación del consejero Pere Artigas, de Minoría Catalana, pronunciada ayer ante los periodistas: "Poco tengo que decir respecto al nombramiento de Enric Sopena. Encuentro lógico que le hayan ascendido o premiado, habida cuenta del trabajo que les ha realizado en Cataluña, y no digo más".

Vázquez ingresó en TVE, de la mano de José Luis Balbín, en 1981, con el ex director general Fernando Castedo, y como subdirector del área de programas especiales que dirigía el presentador de La clave. Fue en todo momento el brazo derecho de Balbín y ambos han corrido suertes paralelas. Regresó a TVE en enero de 1983, también de la mano de Balbín, como su subdirector en Informativos. Por cierto, Vázquez protagonizó una de las más rocambolescas peripecias del primer equipo directivo de Calviño: a pesar de que su nombramiento había sido comunicado ya por Calvíño al consejo, a mediados de diciembre de 1982, Vázquez dimitió antes de tomar posesión, y a los 15 días se arrepentió de su frivolidad, para aceptar de nuevo el cargo en enero de 1983 y sufrir aquel mismo mes, al lado de Balbín, el bochornoso espectáculo de la suspensión de La clave y el misterioso viaje de su amigo a Francfort. Calviño se vio obligado a destituir a Balbín el 21 de septiembre de 1983, decisión que el destituido atribuyó entonces a presiones del PSOE. Calviño nombra entonces a Vázquez como sucesor de Balbín, con todas las graves reservas que le plantean al director general los socialistas de RTVE. Vázquez, que llegó a TVE arropado por un gran prestigio profesional, opta por el silencio absoluto y por cortar las relaciones con la Prensa -ahora, paradójicamente, es nombrado director de las relaciones internacionales de RTVE- y cumple la ingrata misión de desmontar todo el equipo profesional que dejaba Balbín en los telediarios. Vázquez destituye progresivamente a todos los directores de telediarios, y la crisis se agudiza con los ceses de L. Mariñas, a principios de este verano, y de J. Arozamena, en el otoño.

Periodistas de la Prensa y de la radio, con quienes Calviño habló para incorporarles a los informativos, plantearon que el mal funcionamiento de TVE no era responsabilidad única de los mandos intermedios dimitidos o destituidos por Vázquez, quien, no obstante, logró incorporar a periodistas de aquellos medios, para que la historia vuelva a comenzar de nuevo o -ojalá- no se repita, porque Calviño está en el tramo de la última oportunidad.

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