Craxi niega que los servicios secretos italianos dependan de la OTAN

Las afirmaciones del líder del Grupo Parlamentario Socialista, Rino Formica, sobre la subordinación de los servicios secretos de Italia a la Alianza Atlántica han suscitado una abierta polémica que ha llegado hasta el propio Gobierno. El ministro de Defensa, Giovanni Spadolini, amenazó con dimitir y pidió al presidente del Consejo de Ministros, el socialista Bettino Craxi, que aclarara las manifestaciones de Formica. El jefe del Gobierno negó tal dependencia y desautorizó a Formica.La polémica surgió días atrás, cuando Formica afirmó en una entrevista concedida a un periódico de Roma que existe hasta un protocolo escrito en el que se habla de dicha dependencia.

La reacción a la bomba Formica, como ha sido calificada la entrevista referida, fue muy fuerte e inmediata. La oposición de izquierdas planteó numerosas interpelaciones a la presidencia del Gobierno, pidiendo explicaciones.

Pero la izquierda no ha sido únicamente la que ha manifestado su alarma. Spadolini, secretario del Partido Republicano y actual ministro de Defensa, escribió una carta abierta a Craxi pidiéndole que desmintiese las graves afirmaciones de su compañero de partido Formica. El jefe del Gobierno se tomó tiempo antes de responder, mientras Formica volvía a la carga manteniendo sus afirmaciones.

El ministro de Defensa volvió a insistir ante el presidente del Gobierno para que respondiese a las explosivas declaraciones de Formica, bajo la amenaza de retirar a los ministros de su partido del Gobierno. Craxi zanjó ayer la cuestión con una carta al ministro Spadolini en la cual se solidariza con sus preocupaciones; afirma que no existe tal dependencia italiana con relación a la Alianza Atlántica y desautoriza abiertamente al ex ministro Rino Formica.

Con dicha carta, Craxi ha evitado una crisis de Gobierno, que hubiese sido doblemente grave en el momento en el que acaba de abrirse el llamado semestre blanco, que precede a la elección del presidente de la República, durante el cual no puede disolverse el Parlamento.