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A Ginebra otra vez

Dada la frialdad de los cuatro últimos años, parece un consuelo que ambas partes estén deseando sentarse a hablar de todo. El presidente Reagan tiene que ignorar su propia retórica bronca; los 8oviéticos han de quebrantar su firme promesa de no volver a la mesa de negociaciones hasta que Estados Unidos retirase sus misiles de Europa. Así que no es asombroso que el mundo esté expectante y esperanzado cuando, la semana que viene, el secretario de Estado, Georges Schultz, y el ministro soviéticos de Asuntos Exteriores, Andrei Groiniko, se encuentren en Ginebra para reanudar las conversaciones sobre control de armas nucleares, tras un paréntesis de años.Pero la ronda de conversaciones de Ginebra ( ... ) puede suscitar expectativas poco razonables. Schultz y Gromiko no van a negociar ahora reducciones en el vasto arsenal nuclear de ambas superpotencias. Más bien intentarán decidir sobre qué negociar ( ... ). Ambos bandos han acumulado tan variado arsenal de armas ( ... ) que es difícil saber dónde y cómo empezar a regatear ( ... ).

La principal fuente de contención es un arma que todavía no es más que una idea: la iniciativa de defensa estratégica (SDI), mejor conocida como guerra de las galaxias. Planteada hace casi dos años por Ronald Reagan como un escudo infranqueable contra la llegada de misiles, la SDI está todavía a una década -y no se dice cuántos billones de dólares- de distancia de su despliegue.

, 7 de enero de 1985

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