Gómez-Martínez, entre la Navidad y la fe del do mayor
Orquesta Sinfónica y Coro de RTVEEscolanía del Recuerdo (César Sánchez). Director de coro: Pascual Ortega. Director: Miguel Ángel Gómez-Martínez. Obras de Schubert Honegger y Bruckner.
Teatro Real. 20 y 21 de diciembre.
Para su último programa del presente año preparó Miguel Ángel Gómez-Martínez un programa en el que, como ya hizo en alguna otra ocasión, Schubert encontraba respuesta en Bruckner, lo que me parece buena orientación. Entre la Inacabada y el Te Deum -la fe del do mayor podríamos decir-, las reverberaciones de la Navidad nos llegaron a través de la muy bella y hasta aniñada Cantata de Honegger, estrenada por Markevitch hace exactamente 19 años y nuevamente dirigida por él hace 10.
En sus 20 minutos de duración, la Cantata de Navidad, canto de cisne del compositor suizo, nos lleva desde la oscura gravedad a la luz con acentos tiernos, cándidos e ingenuos, nacidos en el alma y el saber de un maestro.
Tras el comienzo, resultado tardío de un proyecto quebrado por la guerra sobre una Pasión con textos del bearnés Caesar von Arx, desembocamos en la honda y entrañable fiesta cruzada de músicas humildes, como las califica Mosser: el ambiente se torna íntimo y se llena de luces. Es la Navidad, el árbol y el nacimiento, cantado a través de un repertorio tradicional francé y alemán: Es ist ein Ros entsprungen, Vom Himmel hoch, ihr Engelein Kommt, O du fröhliche, o du selige, Stille Nacht, helige Nacht, Il est né le divin enfant o Partez, o rois de l'Orient, en las voces del barítono, los niños y el coro mixto, con una orquesta depurada y clara.
Obra clamorosa
Durante mucho tiempo el Te Deum en do mayor ha sido la gran carta de introducción de Bruckner en el público: su belleza, su grandiosidad, su lirismo resultan tan evidentes que nadie pudo ni quiso dejar de reconocerlas. Con esta obra clamorosa de fe, triunfante, clara y plena de júbilo, decía Bruckner que pensaba obtener la benignidad del Señor cuando le preguntase: "¿Qué has hecho con el talento que te di?" Para Mahler los sentimientos brucknerianos eran más problemáticos cuando escribe sobre la partitura del Te Deum: "Para voces angélicas, espíritus devotos, corazones atormentados y almas purificadas por el fuego".
Todo el programa discurrió dentro de una tónica brillante y afectiva, con tendencia más acusada a las plenitudes sonoras que a la consecución de espacios líricos; en cuanto a los solistas, tanto el excelente Tom Krause como el cuarteto formado por Ana Higueras, Carmen Sinovas, Aldo Baldin y Jesús Sanz Remiro, siguieron el firme planteamiento de Gómez-Martínez.
Babelia
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