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Las ayudas de las fundaciones alemanas a los partidos españoles

Una eficaz exportación

Las fundaciones promueven y ayudan a los partidos y sindicatos españoles de similar tendencia política

El intento de esclarecer la procedencia y destino de los fondos de las fundaciones de la República Federal de Alemania (RFA) significa chocar contra un muro de silencio en Bonn. Desde respuestas como "las cantidades recibidas del ministerio son secretas y no podemos comentarlas" a "desmentiremos todo" y "el señor Bangert estuvo recientemente en España y allí ya dijo todo lo que tenía que decir", va la gama de respuestas ante el intento de obtener un comentario sobre las cantidades dedicadas al "trabajo de formación y asesoramiento sociopolítico en España", una auténtica exportación de ideología.

El Ministerio de Cooperación reacciona con sorpresa ante la pregunta sobre los fondos. El portavoz ministerial anuncia: "El ministro le dirá poco más o menos lo que dice nuestro libro en la página 185 sobre las fundaciones". El libro para la Prensa sobre política de desarrollo dedica menos de 20 líneas a las "fundaciones políticas", pero reconoce claramente que "trabajan estrechamente con sindicatos, partidos, cooperativas y grupos políticos y sociales similares en países en vías de desarrollo". El número de expertos destacado en el extranjero por las fundaciones es de. 249 en 1983 (96, la Ebert; 68, la Adenauer; 49, la Neumann, y 36, la Seidel).Una experta en temas de cooperación económica comentó a este periódico que "los proyectos de las fundaciones son como la exportación de ideología: a unos países se les manda tecnología y a otros ideología sobre la OTAN o la economía de inercado". Sobre la forma de repartirse los recursos, la misma especialista declaró que "en la comisión parlamentaria no se discute nada; los proyectos se presentan ya repartidos, y nadie discute, porque se actúa según el principio de que un cuervo no le saca los ojos a otro". Un ex diputado disidente del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), Manfred Coppik, que abandonó el partido por su oposición a la línea del canciller Schínidt, declaró a este periódico que formó parte durante un año de la comisión de cooperación económica, y "yo quise preguntar por un proyecto de la Seidel en Namibia porque me interesaba esclarecer la política de Strauss allí. Yo hice una observación crítica, pero me tuve que callar porque me advirtieron que hay un acuerdo entre todos los partidos para dejar las manos libres a las fundaciones. El dinero se reparte según unas cuotas prefijadas, y al SPD le interesa no discutir lo de los otros para que le dejen las manos libres a la Ebert".

Un ex funcionario de una fundación que trabajó algún tiempo en España llega a decir que "es un escándalo la injerencia de las fundaciones en la política interna de los países", y añade que "es una vergüenza recibir esos fondos de ayuda al desarrollo en España". La oposición oficial de las fundaciones se refleja con bastante claridad en los informes anuales, que omiten la procedencia de sus fondos, pero declaran globalmente sus gastos anuales.

En una cena con corresponsales extranjeros, a mediados del pasado mes de noviembre, el presidente de Baviera, Franz Josef Strauss, contestó de forma grosera y desabrida a preguntas de corresponsales españoles sobre la cooperación de la Fundación Seidel con Fraga. En aquella ocasión, Strauss dijo: "Desde hace años hay una colaboración entre la Fundación Cánovas y la Fundación Hans Seidel. La expresión más visible es el edificio en Marbella, del que se aprovechan muchos españoles y que sirve a la anlistad hispano-alemana occidental. Si sus preguntas también contribuyen a ella es algo que está por ver".

Strauss, desbocado, continuó: "En la transición de la dictadura a la democracia no pocos políticos prominente,s trataban de negar sus relaciones con el régimen de Franco y se comportaban como supermanes de la democracia; por ejemplo, Ruiz-Giménez, el ministro de Educación de Franco. En ese período, todos los partidos politicos de Alemania Occidental aportaron -según mis conocimientos, porque yo personalmente no lo hice- una especie de ayuda a los partidos españoles para completar el tránsito de la dictadura a la democracia, para que no hubiese ni se produjese un caos comunista".

Temor a los comunistas

La idea de desbancar a los comunistas ha ocupado un lugar importante en los planes de las fundaciones de la RFA en España. El último informe anual de la Ebert (1983) apenas dedica unas líneas a España, pero constata: "La cooperación con sus socios españoles (Fundación Pablo Iglesias, Fundación Largo Caballero y el Instituto de Administración Municipal) estuvo acompañada en los últimos tiempos por éxitos destacados políticos y sindicales a escala regional y nacional. El sindicato libre UGT consiguió por primera vez, en las últimas elecciones a los consejos de empresa, desbancar a los comunistas (Comisiones Obreras), y desde entonces es la fuerza sindical más potente del país".

La cooperación de la Ebert con España empezó en los años sesenta. A mediados de la década, una noche se reunieron en casa del hoy ministro de Hacienda, Miguel Boyer, un grupo de representantes de la oposición con la idea de organizar una protesta contra la visita a Madrid del jefe del grupo parlamentario del SPD, Fritz Erler. Entonces, Boyer dijo que se formaría una comisión "con representantes de todos los grupos de oposición, menos los comunistas y Tierno". Curiosamente, Erler sólo hizo caso al hoy alcalde de Madrid. Poco después, la Ebert iniciaba una colaboración con el viejo profesor, que dirigía el llamado Partido Socialista del Interior (PSI).

Los socialdemócratas de la RFA cambiaron de pareja, y pasaron, a principios de los setenta, a apoyar abiertamente la carta del PSOE, de Felipe González. Las relaciones entre Tierno y los socialdemócratas alemanes occidentales eran muy malas, y entre los seguidores del viejo profesor se decía: "Hay que tener cuidado con ese Koniecki, que es un agente de la CIA". La reconciliación de Tierno con la Fundación Ebert se produjo de forma solemne tras la integración del Partido Socialista Popular (PSP) en el PSOE.

La obsesión marxista preocupaba también a los miembros de la Unión Cristiana Denaocrática (CDU), que no podían ver a Joaquín Ruiz-Giménez por sus coqueteos con los comunistas. La CDU apoyó a los democristianos del equipo democristiano hasta las primeras elecciones democráticas de 1977. Joseph Thesing explicó a este periódico que sus contactos con los democristianos españoles datan de 1974, "todavía en vida de Franco". Thesing, hoy director del Instituto de Cooperación Internacional de la Fundación Adenauer, reconoce que se esforzaron por tratar de convencer a Ruiz-Giménez y al equipo de que entrasen en UCD con Suárez. Al teléfono, Thesing todavía se excita cuando explica: "Todavía tengo aquí en la estantería los 16 tomos con la encuesta de Juan Linz, que decía que sólo ganarían del 1%. al 2%, y no querían aceptarlo".

La Adenauer, al hundirse el equipo democristiano, empezó a colaborar con los democristianos de UCD y, al desaparecer este partido, con el Partido Demócrata Popular (PDP), de óscar Alzaga. Thesing dice que no trabajan directamente con un partido, sino con la Fundación Humanismo y Democracia y el sindicato USO.

Manfred Wichmann, director del departamento de extranjero de la Naumann, se niega a aceptar que su trabajo sea una forma de "exportar ideología, porque nuestros socios no aceptarían que les impongamos nuestras concepciones", y argumenta que en la mayoría de los seminarios los ponentes fueron españoles.

Los seminarios de la fundación son la forma más palpable de cooperación. Los primeros años de la democracia en España era raro el mes en que no aparecía por Bonn un grupo de españoles y españolas de una y otra tendencia, para participar en un seminario sobre los temas más diversos.

La Alianza Atlántica

La transmisión de ideología es también evidente, aunque verbalmente lo nieguen las fundaciones. La página 6 de la memoria de la Fundación Adenauer para 1983 dice abiertamente: "Dos elementos de la política exterior de Adenauer caracterizan la actividad de nuestra oficina de cooperación internacional: la unidad europea y la Alianza Atlántica". Como puntos centrales del trabajo de su oficina en Madrid, la memoria cita: "Realización de un amplio programa para la formación de cuadros políticos dirigentes, enseñanza para los funcionarios y representantes a escala provincial, regional y nacional. Cooperación en el terreno de los programas de formación sindical con el fin de apoyar los esfuerzos de estabilización en el sector sindical, fomentar el hasta ahora bajo grado de organización de los trabajadores españoles y mejorar la organización de la asociación nacional y sus asociados por medio de asistencia técnica".

Otra forma de influencia la ejercen a través de los informes de sus representantes en España a sus centrales. Estos informes, enviados con más o menos regularidad, presentan análisis de la situación española, según la tendencia del autor. Estos textos tienen una distribución muy restringida entre políticos de la RFA, que así reciben una información mucho más politizada que la que pueda realizar una embajada, donde los funcionarios respetan más las reglas de neutralidad política.

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