El Papa acepta el pluralismo en la Iglesia, siempre que no entrañe división
En el tradicional e importante discurso navideño del Papa a los cardenales y miembros de la curia romana, ayer Juan Pablo II afirmó con gran solemnidad que "confirma su voluntad de continuar el camino de un diálogo respetuoso y leal con el mundo contemporáneo y con todas las instancias que lo representan", pero añadiendo en seguida que, para que dicho diálogo sea posible y fructuoso, es necesario "que nadie invada el campo de los otros y que la Iglesia conserve siempre su identidad y su libertad".Todo el discurso del Papa, que este año ha carecido de la dimensión internacional que lo caracterizó años atrás, ha sido una especie de contrapunto, un "sí, pero". Dijo que la Iglesia acepta el pluralismo y la variedad de las comunidades diseminadas en el mundo, pero que es deber del Vaticano hacer que se mantenga íntegro "el primado de la cátedra de Pedro".
Defensa de la ortodoxia
En su discurso, Juan Pablo II hizo ayer una defensa apasionada del papel del ex Santo Oficio o Congregación para la Doctrina de la Fe. Dijo que nadie puede poner en duda que esta congregación ha sido modificada para ofrecer mayores garantías, en los procesos a las personas y a sus escritos, en el respeto de la dignidad y de los derechos del individuo. Pero lo que hace falta ahora, añadió el Papa, es que también los otros, es decir, las personas que entran en conflicto con dicha congregación "sean igualmente respetuosas cuando opinan sobre dicho Dicasterio en público o en privado".Y por último, Juan Pablo Il abordó, también con mucho énfasis, el delicado problema de la "opción" preferencial de la Iglesia por los pobres". Dijo con cierta solemnidad: "He hecho y hago mía esta opción por los pobres", y añadió: "La había hecho ya mi predecesor Pablo Il y la ha hecho siempre la Iglesia a través de los siglos". Y subrayó que "frente a las formas actuales de explotación del pobre, la Iglesia no puede callarse".
Pero añadió también que su opción es "preferencial" pero no "exclusiva y excluyente" porque, explicó, el mensaje de la salvación "ha sido destinado para todos".
Y por lo que se refiere al problema de la pobreza el papa Wojtyla afirmó que existe esa gran pobreza material de la que tanto se preocupan los episcopados de América Latina. Pero se preguntó al mismo tiempo si no es también un pobre "el hombre sometido a los regímenes totalitarios, que le privan de las libertades fundamentales en las que se expresa la dignidad de persona inteligente y responsable". O si no es igualmente pobre quien, dijo el Papa, "se ve herido en su fe religiosa".
Y tras haber defendido el documento del ex Santo Oficio sobre la Teología de la Liberación, afirmó Juan Pablo II que, "contrariamente a algunas interpretaciones equivocadas", dicho documento es en realidad una auténtica defensa de los pobres. Les defiende, dijo el Papa, "de la reducción del mensaje evangélico a la dimensión sociopolítica y de la reducción del ser humano a la sola esfera política".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.