La mayoría 'reformista' del peronismo argentino impugna el liderazgo de Iglesias
"Herminio Iglesias es, después de López Rega, el hombre que mayor daño ha hecho al peronismo". "La dirección peronista elegida el domingo es una mafia dedicada a la política y que, mediante la violencia, la prepotencia y el fraude quiere quedarse con las estructuras del justicialismo". "Herminio Iglesias es cualquier cosa menos justicialista". Estas han sido algunas de las definiciones públicas más serenas de la mayoría peronista, que el pasado sábado huyó del teatro porteño Odeón descalificando así el congreso partidario controlado por Herminio Iglesias y Lorenzo Miguel.
La mayoría reformista tenía previsto plantear ayer ante la justicia electoral la nulidad del congreso oficialista, y sólo el verano y las inminentes vacaciones judiciales impedirán que el peronismo, el primer partido de la oposición, con cerca del 42% de los votos, sea intervenido por el poder judicial.Los reformistas, respaldados por todos los gobernadores peronistas menos uno -Vernet, de Santa Fe, elegido primer vicepresidente por el oficialismo, con sólo 14 meses de militancia-, todos los senadores menos uno y 70 de los 111 diputados justicialistas, además de por la mayoría de los congresistas del Odeón, rechazan la terminología divisionista. Insisten en que no hay fraccionamiento y que el único congreso válido será el de San Miguel de Tucumán, el 2 de febrero, convocado para las nueve de la mañana en el teatro San Martín de la capital norteña. Los reformistas desconocen a los dirigentes elegidos en el Odeón y, en un intento de no profundizar la sima abierta entre ambas fracciones, acata la anterior dirección partidaria, no menos herminio-miguelista que la elegida el fin de semana en minoría y entre gritos y patadas.
Insiste el reformismo en que no va a llevar a cabo su congreso, sino el congreso, y procura preservar la figura de Isabel Perón, aunque con inevitables reflejos condicionados: "La han elegido presidenta sin ni siquiera consultarla, y además ella no se entera de nada".
El reformismo, que ha instalado sus cuarteles en las oficinas del grupo de senadores peronistas, desdeña el enfrentamiento entre el peronismo de Buenos Aires -donde habita la mitad del país- y el provincial. Aducen que el poderoso peronismo bonaerense está controlado por el terror y récuerdan que Iglesias, pese a la mayoría justicialista provincial, perdió frente a los radicales las elecciones a gobernador.
El oficialismo guarda silencio y ya ha sufrido sus primeras deserciones: el neurocirujano Raúl Matera, elegido para una secretaría, ha dimitido de su cargo, y otro tanto se espera haga el líder sindical Saúl Ubaldíni -principal secretario de la CGT unificada- a su regreso de un viaje a Italia.
Por otra parte, el presidente Alfonsín, con una semana de retraso, se dirigió el lunes al país por radio y televisión para reflexionar sobre el primer año de su mandato. En un mensaje de 40 minutos, destacó los logros de la refinanciación de la deuda externa, el acuerdo de paz con Chile por el canal del Beagle y la recuperación internacional de la dignidad argentina. "Hay muy pocos casos", dijo, "donde se haya desmontado tanta porción de autoritarismo a tan poco tiempo del fin del autoritarismo".
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