Las conversaciones sobre la retirada israelí de Líbano, en peligro
Las negociaciones de Nakura entre Beirut y Tel Aviv sobre la retirada del Ejército israelí del sur del territorio libanés, que ocupa desde hace 30 meses, estaban ayer a punto de romperse ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo entre ambas delegaciones sobre uno de los puntos que, inicialmente, parecían más fáciles de resolver: el despliegue de las fuerzas de las Naciones Unidas en Líbano meridional.Mientras el insípido comunicado conjunto publicado ayer al término de la décima sesión negociadora, la penúltima del año, informaba sin más precisiones que los representantes israelíes y libaneses discutieron "temas militares", otras fuentes señalaron que ningún progreso fue registrado sobre la polémica cuestión de las zonas que deberán estar controladas por los cascos azules de la ONU.
Los 5.600 soldados de la UNIFIL -siglas inglesas de la fuerza de paz de las Naciones Unidas- ejercen desde 1978 su autoridad en una región que abarca una distancia de 25 kilómetros entre el río libanés Litani y la frontera de Israel, donde el Gobierno de Beirut desea que permanezcan.
En cambio, las autoridades israelíes son partidarias de la ampliación hacia el norte -hasta el río Awali, a 40 kilómetros de la frontera del Estado de Israel- del territorio que vigilarán los cascos azules, mientras en la zona que patrullan actualmente mantendrían el orden junto con el llamado Ejército de Líbano Sur, una milicia fomentada y financiada por Israel. Las fuerzas armadas regulares libanesas no desempeñarían allí, sin embargo, ningún papel relevante porque su capacidad de impedir infiltraciones de fedayin (guerrilleros) palestinos hacia las granjas de la Galilea israelí no inspira la suficiente confianza a Tel Aviv.
De la formulación de un compromiso sobre este litigio depende, según el ministro israelí de Defensa, Isaac Rabin, el porvenir de la negociación, cuya única alternativa es, para Israel, una retirada parcial y unilateral del país.
La superación de las divergencias entre Beirut y Tel Aviv es tanto menos probable cuanto que el primer ministro libanés, Rachid Karame, rechazó nuevamente el domingo por la noche las propuestas particionistas de Israel. "Reiteramos nuestro no a estas peticiones israelíes", declaró Karame en su ciudad natal de Trípoli antes de atacar al subsecretario de Estado norteamericano, Richard Murphy, recalcando que "cada vez que aparece por la región" (ayer tenía previsto llegar a Beirut) "Israel incrementa las medidas represivas", referencia a la operación llevada a cabo el jueves pasado por el ejército de ocupación y durante la cual murieron cuatro civiles.
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