Humildad de Elliott Murphy

Recital de rock.Concierto de Elliott Murphy (105 minutos).

Sala Astoria. Madrid 14 de diciembre de 1984

Hace 10 años que Elliott Murphy comenzó a grabar discos para una minoría de oyentes conocedores de que hay otro pensador de rock, como Bruce Springsteen, o Neil Young, o Jackson Browne, hijos todos del trovador Bob Dylan. Desde entonces, Murphy ha asumido con humildad tranquila y feliz que su música llegó tres o cuatro años después que los mencionados y, quizá, por ello se ha establecido en un lugar extraño, entre la admiración de algunos y el desconocimiento lógico de casi todos.

Seguidores y varios despistados acudieron al primer recital rockero de Elliott Murphy en España, además de su actuación televisiva. Él, con un bajista, Ernie Brooks, y un batería, Tony Machine, asombró, se sorprendió de la predisposición del público a un rock con las notas más simples y las más necesarias. Su voz, su armónica y su guitarra destellan pasión dylaniana, pero muy urbana, y formas y voluntad propias que le destacan. Llevan reggae, country, blues y rock and roll, y siempre son rock. Winners, loosers, beggars... es un son galopante de otra de sus historias americanas, de triunfo falso y desolación cotidiana, de ricos y pobres, personajes siempre tragicómicos, producto del escepticismo que Murphy reconoce. Just a history from America fue el ejemplo más definitivo de la diferencia que puede existir entre una planificación musical de un tema para un disco y su representación en vivo. Una balada ligera con marimba se sustituye por un ritmo acelerado con la guitarra y la voz rabiosas.

En muchos casos, la mayor parte de los espectadores desconocían los temas y el ánimo se estacionaba. El batería tuvo que levantarse y con palmadas calentar los espíritus y mover los cuerpos. Elliott Murphy comenzó a dirigirse a todos en la parte final de la actuación. Temas fuertes y baladas de arpegio de blues clásico y sencillo que pueden parecerse a cualquier melodía conocida. Sus finales de sinfonía grandiosa recuerdan a Springsteen, pero sin el acierto de enlazar los números del repertorio. "Hollywood, hollywood", le pidieron continuamente sus conocedores. Y él: ¿"No queréis rock and roll? Y en medio de un rock and roll tarareó brevemente Dancing in the dark, de su paisano Bruce Springsteen, que confundiría una canción como Streets of New York como propia. Murphy hizo dos bises, y el segundo con cuatro canciones, entre ellas Hollywood. Creador discreto, su originalidad se aprecia en sus modos para contar y para tocar la guitarra, que domina con destreza, precisión, ideas y garra. En su música no se puede descubrir reforma o innovación. Se encuentra principalmente a Elliott Murphy, un poeta rock neoyorquino.