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Una 'plaga' de ostras en el mar Menor

Los pescadores del mar Menor, y sobre todo los del pueblo de San Pedro del Pinatar, han encontrado una nueva fuente de ingresos al descubrir la gran cantidad de ostras que, casi por casualidad, se ha desarrollado en esa laguna litoral separada del Mediterráneo por el brazo de tierra firme de la Manga. Sin embargo, a las cuatro semanas de iniciarse formalmente la captura de este molusco ya han surgido las primeras dificultades, al no ponerse de acuerdo pescadores y compradores en el precio de venta, por lo que fueron devueltos a la mar los 4.500 kilos de ostras que se llevaron a la lonja para su subasta.

Las ostras comenzaron a proliferar en el mar Menor hace unos cuatro o cinco años. Los primeros que dieron el aviso de que en la laguna se encontraban estos moluscos fueron los veraneantes, que de cuando en cuando aparecían con algunas docenas de ostras en la playa. No se les daba mucho crédito, y había incluso quien afirmaba que las ostras las compraban en las pescaderías. Fue el verano pasado cuando, a la vista de que el número de personas que cogía ostras iba en aumento y que eran consumidas sin pasar por ningún tipo de depuración, las autoridades sanitarias comenzaron a difundir advertencias sobre el peligro que entrañaba ingerir esas ostras del mar Menor, cuyas aguas están muy poco batidas y dónde van a parar los colectores de varias localidades.Se comprobó entonces que las ostras del mar Menor existían realmente y no era una serpiente de verano. La Jefatura Regional de Pesca decidió regular la recolección de este molusco y se estableció la concesión de un máximo de 28 licencias, cuyos poseedores podrán faenar del 1 de octubre al 30 de abril. También quedó establecido que el tamaño mínimo autorizado sería de seis centímetros de diámetro y que las ostras, antes de ser comercializadas, deben pasar por un proceso de depuración.

Los mismos pescadores, en un primer momento, se mostraron reticentes a dedicarse a la obtención de las ostras. La primera semana que oficialmente se pudo pescar ni siquiera se llegaron a solicitar las 28 licencias. Sin embargo, los 10 barcos que se dedicaron a esta especie sacaron 350 kilos, que cotizaron a 185 pesetas el kilo.

La voz de que las ostras eran negocio se corrió como la pólvora. La segunda semana, además de haberse concedido ya todas las licencias de pesca previstas, se llevaron a la lonja 11.400 kilos, cifra que siete días más tarde casi se duplicó, ya que las capturas sumaron 21.530 kilos. Entonces sonó la alarma tanto entre los mismos pescadores, que vieron cómo el precio de las ostras descendía -la última semana se pagaron a 145 pesetas el kilo-, como en la Jefatura Provincial de Pesca, pues de seguir esa captura masiva iban a agotar la colonia.

Límite semanal

Fue necesaria una reunión entre los pescadores y el director regional de Pesca, Francisco Faraco, para poner el límite. Se estableció que semanalmente sólo se podrán recoger 50 kilos de ostras por persona embarcada y dedicada a la faena, con lo que como máximo se sacarán unos 7.000 kilo s por semana. También se abordó el problema de los precios, y los pescadores acordaron no vender por debajo de las 200 pesetas el kilo.El martes pasado, día de subasta, surgieron los problemas. Se habían recogido unos 6.500 kilos de ostras, pero sólo se llevaron a la lonja 4.500, que, sin embargo, no llegaron a venderse. La subasta, que se hace a la baja, partió de 300 pesetas, pero fue paralizada por los mismos pescadores cuando iba por 225 pesetas, en vista de que nadie se adjudicaba la mercancía. Los pescadores recogieron los cientos de sacos en los que se apiñaban las ostras y los llevaron de nuevo a sus barcos para devolverlos al mar y esperar al próximo martes, día 18, a ver si los compradores están más animados.

En cualquier caso, los pescadores cuentan con el total apoyo del director regional de Pesca, que es partidario de que se constituyan en cooperativa y sean ellos mismos los que comercialicen las ostras.

La dificultad está en estos momentos en que la empresa depuradora más cercana a Murcia se encuentra en Tarragona, por lo que los pescadores tendrán que alquilar o comprar camiones frigoríficos para poder llevar las ostras a depurar y luego sacarlas al mercado. Actualmente lo que hacen los intermediarios que se han venido quedando con las ostras es venderlas directamente a esa depuradora de Tarragona, que es la que se encarga de comercializarlas posteriormente por todo el país; por tanto, a Murcia muy probablemente ni lleguen.

En estos momentos la Jefatura Provincial de Pesca ha encargado un estudio sobre las ostras del mar Menor para conocer con exactitud cuáles son las posibilidades reales de reproducción y engorde, para ver si sería rentable montar toda la industria paralela necesaria para que las ostras sean depuradas y comercializadas en Murcia.

Aunque todavía no se ha hecho un estudio sobre la procedencia de las ostras del mar Menor, todo indica que provienen de una experiencia que realizó hace unos 15 años el Instituto Español de Oceanografía, cuando sembró dos cajas de ostras gallegas (Ostrea edulis) en el canal de la encañizada de La Torre, una de las comunicaciones naturales del mar Menor con el Mediterráneo. Allí permanecieron durante algún tiempo sin reproducirse, hasta que un temporal las diseminó.

Nadie volvió a preocuparse de aquellas ostras y se creyó que habrían muerto sin conseguir aclimatarse a la alta salinidad de la laguna (52 o 54 gramos de sal por litro, mientras que en el Mediterráneo es de 37 a 38). Sin embargo, hace nueve años se abrió un canal artificial de comunicación con el Mediterráneo, el del Estacio, que hizo bajar la salinidad a 42 o 43. Este hecho provocó probablemente que las ostras comenzaran a reproducirse y formaran una colonia. Francisco Faraco, el director regional de Pesca, calcula que actualmente oscila entre 400.000 y 500.000 unidades, perfectamente aclimatadas.

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