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El congreso del partido en el Gobierno

Felipe González defiende que la permanencia en la Alianza Atlántica servirá a la estabilidad interna de España

Felipe González, secretario general del PSOE y presidente del Gobierno español, manifestó ayer en la apertura del 30º Congreso de su partido que la decisión sobre la permanencia de España en la OTAN se basa en "una reflexión seria de prestar servicio a la estabilidad internacional y, por qué no decirlo, a la estabilidad interna de España. Pero nadie debe deducir de esto que existan amenazas; este pueblo es soberano para estar o no en la OTAN; no existen limitaciones a nuestra voluntad".González se mostró seguro y triunfalista al asegurar que España carece de una oposición que sea una opción constructiva; y también al afirmar que los españoles volverán a mostrar su confianza en los socialistas no sólo en 1986, sino también en las elecciones de 1990, porque el líder de la alternativa "quizá ni siquiera esté todavía estudiando COU". Dentro de este mismo tono triunfalista, negó que se esté utilizando electoralmente la próxima adhesión a la CEE, "porque el Gobierno no necesita balones de oxígeno, y, además, un desplante podría incluso darnos más voto s que el explicar los términos de un buen tratado de adhesión".

Haciendo gala de la citada seguridad en sí mismo, rebatió al alcalde de Madrid, Enrique Tierno, que había inaugurado el congreso con un discurso que, según reconoció el propio Tierno, iba mucho más allá de lo que se considera tradicionalmente como unas palabras de salutación. "Los partidos tienen que ser fieles a sus ofertas electorales y no pueden desdecirse de cuanto dijeron", había comenzado sus palabras el alcalde, ante las atónitas miradas de una mayoría de miembros de la comisión ejecutiva, situada tras él. Tras no pocas referencias a las "tensiones" que "suele haber de una manera u otra en estos congresos", Tierno recordó el deber de los partidos socialistas de avanzar hacia la utopía, "a la que se puede llegar o tomando el ascensor o subiendo la escalera; pero no se puede subir con tanta lentitud que, cuando lleguemos al fin, el edificio esté a punto de derrumbarse".

"No podemos anquilosarnos"

González, que durante el parlamento de Tierno había intercambiado irónicas miradas con Alfonso Guerra, vicesecretario general del partido, retomó la metáfora de la escalera y e¡ ascensor para traer a colación que "la prisa es seña de identidad del aventurerismo político" y para recordar los consejos de los sherpas: si se quiere llegar a la cumbre de las montañas como si se tuvieran 20 años, hay que subir como si se tuvieran 80. Si se quiere no llegar, hay que subir como si se tuvieran 15 años. "No podemos anquilosarnos en nuestros pensamientos para preservar unas señas de identidad que ya no identifican el futuro, sino el pasado", dijo el secretario general, posiblemente refiriéndose también al discurso previo de Tierno.

"El pasar al sector público un mayor número de elementos económicos no tiene por qué ser un factor que defina al socialismo", dijo González, en frase privadamente criticada y calificada de "socialdemócrata" por más de un representante del sindicato UGT.

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Felipe González había comenzado su intervención, de una hora y 40 minutos, señalando la falta de alternativas con que se encuentran actualmente los socialistas: "A veces nos acusan de arrogantes con razón, pero el PSOE es hoy la única fuerza política capaz de vertebrar a toda la sociedad". Seguidamente, advirtió contra cualquier tentación que los congresistas puedan sentir de intervenir excesivamente en la política económica del Gobierno: el congreso, dijo, "tendrá que amarrarse las botas para fragilizar la política del Ejecutivo".

Teniendo como espectadores privilegiados de primera fila a los ministros de Economía, Miguel Boyer -rosa roja en la solapa-, y de Industria, Carlos Solchaga, González hizo una encendida defensa de la necesidad de unas medidas como las que realiza su equipo. "Para nosotros, el saneamiento económico, la reconversión industrial, no son fines en sí mismos, sino un instrumento para conseguir nuestros objetivos; pero, para llegar a una eficacia social, hay que lograr antes la eficacia económica". González recordó varias veces a las clases "más maltratadas y marginadas".

En general, el discurso de González abundó en las realizaciones logradas "en el solo espacio de dos años", tanto en lo referente a la tranquilización de la opinión pública respecto a las posibilidades de involución como en los aspectos económicos o en las mejoras sociales. No obstante, admitió: "Quizá no hemos sabido explicar algunos aspectos de la política gubernamental y de partido". Del PSOE destacó su "honestidad básica", y se mostró indignado ante algunos ataques de "ciertos sectores de la prensa", a los que acusó de "pesebristas".

La primera sesión del congreso había sido inaugurada por el presidente del partido, Ramón Rubial, quien basó su intervención en la preocupación que le suscitan los acontecimientos más recientes en el País Vasco. Luego, pidió un minuto de silencio por las víctimas del terrorismo, en particular por el senador socialista Enrique Casas. Contra lo ocurrido en similares casos en congresos anteriores, muy pocos puños en alto acompañaron la iniciativa, aunque el propio Rubial concluyese sus palabras con este saludo.

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