Alexandre do Nascimento
El cardenal angoleño, hoy presidente de Cáritas Internacional y antiguo resistente contra el colonialismo, pide a Europa solidaridad con Etiopía
Alexandre do Nascimento, uno de los padres de la patria de Angola, nació en Malange en 1925. En su época de estudiante participó en los grupos nacionalistas que cristalizaron en el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA), hoy partido gubernamental. Pero en 1925 fue ordenado sacerdote y la dedicación pastoral desplazó su primitiva actividad política. La política, no obstante, se ha cruzado reiteradamente en su camino. La PIDE, la policía salazarista, le acosó por sus ideas nacionalistas, y en 1961 fue detenido y desterrado a Portugal durante 10 años. Tras la independencia de Angola, fue secuestrado, en 1982, por el grupo guerrillero UNITA. Ahora ha viajado a España, como presidente de Cáritas Internacional, para pedir ayuda para Etiopía.
Alto e imponente, de rostro optimista, Alexandre do Nascimento admite que su reciente viaje a Etiopía ha sido una pesadilla. La hambruna carroñera que devora a los etíopes es un drama perturbador incluso para un hombre de fe como él, un africano, además, acostumbrado a convivir con la escasez. Etiopía le ha conmovido. "En Eritrea y en Tigre la situación es terriblemente penosa, desoladora; en el centro y en el Sur es menos trágico, porque la zona meridional es conocida como la Suiza africana; pero el fruto más corriente por allí, la banana falsa, se ha echado a perder. Todo depende ahora de que en enero y febrero llueva, si no, será la catástrofe".El cardenal Do Nascimento viaja ahora por Europa para pedir comida, remedios y mantas para salvar a los que sobreviven en la calle sin más voluntad ya que engrosar las estadísticas diarias de muertos por hambre. "El grano llega", asegura; "yo garantizo que se está distribuyendo lo que se envía". "Hay que distinguir entre las situaciones de pobreza estructural y las situaciones de emergencia. En África hay problemas estructurales de fondo cuya solución depende de la economía mundial, pero en Etiopía hay emergencia, es cuestión de vida o muerte".
Los esqueletos humanos que ha visto en Eritrea le recuerdan a los cuerpos desnutridos de los campos de concentración nazis. "Sólo el esfuerzo de tomar una bocanada de aire puede matarlos".
No le parece un contrasentido venir a pedir las migajas del festín a una sociedad sofisticada como la europea, que fundamenta parte de su bienestar en un comercio desigual con el Tercer Mundo, en el que abunda el tráfico de armas. "Yo me dirijo al corazón humano, a esos ciudadanos que no son grupo de presión ni trafican con armas; e incluso tambien pido ayuda a los traficantes, porque tendrían la ocasión de restituir".
A pesar del enorme prestigio del que se ha hecho acreedor en Angola, Do Nascimento no es exacta mente un teólogo progresista. Considera que la teología de la liberación es un proceso ligado a Latinoamerica, "donde la explotación capitalista es más fuerte. En África tenemos otro ritmo. Naturalmente, la libertad es un concepto bíblico y la teología tiene que ser encarnada, pero evitando la instrumentalización política".
Alexandre do Nascimento es periodista y poeta. Su vena lírica se ha expresado en unos poemas titulados Pequeño Libro de Nuestra Señora, con cierto sabor de cantiga alfonsina. ¿Qué es el amor, el amor humano, para un poeta que acaba de traspasar el infierno de Etiopía? "Tengo muy grabada la escena de dos jóvenes irlandesas que dejaron su casa y se vinieron a Etiopía. Durante las 24 horas del día se dedicaban a recoger los niños desfallecidos que descansaban en el regazo de sus madres moribundas y les cogían entre sus brazos, les mecían entre sus pechos y les devolvían a la vida... Eso es amar para mí".
¿No resulta chocante la figura del sacerdote célibe en una civilización como la suya, donde la sensualidad es algo natural y donde la fertilidad es un valor? "El celibato es un don de Dios, pero creo que es más fácil vivirlo en África que en esa artificial atmósfera afrodisiaca donde viven ustedes".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.