Eanes exige soluciones urgentes a la crisis política portuguesa
El presidente portugués, Antonio Ramalho Eanes, ha advertido a la clase política portuguesa que "la paciencia del pueblo está llegando a sus límites" y ha exigido soluciones concretas y urgentes a los grandes problemas nacionales.
Eanes rompió en dos ocasiones, el pasado fin de semana, el silencio que observaba acerca de la crisis política que paraliza desde hace cerca de un mes al Gobierno de Lisboa. Pronunció un discurso en el American Club de Lisboa y concedió una entrevista de cerca de una hora a Radio Renascenga, emisora del episcopado católico.
En ambos casos ha sido muy crítico con la acción de los dirigentes políticos portugueses, incluyéndose expresamente entre los más responsables, aunque considere que sus poderes, reducidos después de la revisión constitucional de 1982, no le permiten ningún tipo de intervención directa en la acción de gobierno.
El general Eanes dice que no entiende la crisis actual y que no consigue explicarse que un Gobierno y una mayoría que "tienen por delante tres años de trabajo, que deberían dedicar a la solución de los problemas portugueses" se dejen paralizar por "pequeñas cuestiones", como las candidaturas a las elecciones presidenciales de 1985.
El general Eanes recordó los tres tipos de recurso que le quedan para desbloquear una eventual paralización de las instituciones democráticas: la renuncia del jefe del Estado antes del término de su mandato, el 15 de enero de 1986, la dimisión del Gobierno y la disolución del Parlamento.
Eanes dijo que no quiere utilizar estos medios extremos, pero que tampoco abdica de ninguno de sus derechos constitucionales y que puede tomar una decisión siempre que lo considere "políticamente necesario y éticamente suficiente".
Nuevo partido político
El general Eanes ha sido muy claro en fijar los límites temporales de sus responsabilidades en el año que le queda de mandato: a partir del 15 de julio de 1985 ya no podrá disolver el Parlamento y, desde esta fecha, no podrá ser responsabilizado por las consecuencias de una nueva crisis.Eanes reafirmó que seguirá en la política activa cuando abandone la presidencia y que lo hará en un partido político cuya constitución le parece inevitable, ya que considera que las formaciones existentes no han cumplido con sus promesas y es necesaria una renovación de la clase dirigente.
Eanes dijo también que los partidos en el poder "favorecen objetivamente al partido comunista", al marginarle en vez de obligarle a participar en el diálogo sobre los grandes problemas. Esta situación permite a los comunistas, según Eanes, capitalizar el descontento social sin asumir ninguna responsabilidad en eventuales soluciones.
Para Eanes, no existe en Portugal ningún peligro de golpe militar, gracias, sobre todo, a "la conciencia política democrática adquirida por los militares portugueses, pero las dificultades económicas y sociales, la falta de autoridad del Estado y la insolidaridad entre los portugueses puede llevar a "una ruptura del sentido social".
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