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Nueve muertos, seis de ellos desaparecidos, al caer al mar embravecido un autobús de viajeros cerca de Zumaya

Nueve personas resultaron muertas -seis de ellas desaparecidas- al precipitarse al mar, a las 14.10 de ayer, el autobús que cubría la línea regular entre San Sebastián y Zumaya. El accidente se produjo en la curva de entrada a Zumaya, situada en un promontorio rocoso que cierra una bahía donde normalmente bate con furia el mar, ayer especialmente embravecido. Las olas impidieron rescatar a quienes habían quedado con vida tras caer el autobús, a pesar de la rapidez con que se personaron en el lugar -no más de tres minutos- efectivos de la Cruz Roja de Zumaya. Los equipos de rescate nada pudieron hacer.

, Una hora después de haber ocurrido el accidente se había logrado rescatar tres cadáveres del mar pero se desconocía el número y la identidad de las víctimas del siniestro. Este último dato no se había podido esclarecer completamente ni aún a última hora de la tarde de ayer, a la vez que se perdían las esperanzas de rescatar los cadáveres de los desaparecidos.Los testimonios de un estudiante de 17 años y el inspector del autobús, que se habían apeado cinco kilómetros antes, en Guetaria, permitieron concluir que había nueve viajeros, incluido el conductor del vehículo, José Osa Martínez, de 59 años y residente en Zumaya, cuyo cadáver pudo ser rescatado de entre las rocas.

Los otros dos fallecidos cuyos cuerpos pudieron ser rescatados eran dos jóvenes de Zumaya. Se trata de Zorione Esnal Unanue, 17 años, estudiante de COU en San Sebastián, hija de un concejal de Zumaya del Partido Nacionalista Vasco, y de Alasne Calparsoro Golmayo, 18 años, estudiante de magisterio en el seminario donostiarra.

También está identificada, aunque su cadáver no pudo ser rescatado, Ana María Ballesteros, 18 años. Su identidad se ha conocido gracias a Imanol Iríbar, el joven viajero que se apeó en Guetaria y vio como Ana María, "a la que conocía de vista", cogía el autobús para realizar el trayecto hasta Zumaya.

Derrapó en la curva

El autobús, que cubría esta línea varias veces al día, derrapó al tomar la curva, que tiene una ligera pendiente hacia abajo, y tras saltarse -sin romperlo- el pretil de piedra de no más de medio metro de altura, cayó horizontalmente al mar. Lo vieron caer pasajeros desde los coches que lo seguían, así como los habitantes de las viviendas que se encuentran al otro lado de la bahía de Zumaya.

A los pocos minutos miembros de la Cruz Roja llegaron al lugar y observaron a "cinco o seis personas flotando, dos de ellas con vida", relataba Josetxo Mendizábal, responsable de la Cruz Roja de la Zona. "Eran una chica joven y un chico. Les lanzamos cuerdas y tablas de surf, que trajo gente que trabaja en talleres de aquí al lado, pero fue imposible.

La chica logró agarrarse a la cuerda, pero una ola la golpeó contra las rocas, debió perder el conocimiento y desapareció. El chico no logró agarrar la tabla y desapareció bajo el mar enseguida".

Esfuerzos infructuosos

Todos los esfuerzos que se hicieron para rescatar a las víctimas resultaron infructuosos. Los equipos marítimos de la Cruz Roja, situados en la playa de Santiago de Zumaya, lograron recuperar los cadáveres de las dos chicas, en tanto que el del conductor lo consiguieron arrastrar desde las rocas. Hubo escenas dramáticas cuando los jóvenes del equipo de salvamento de Zumaya vieron que las dos jóvenes hallados sin vida eran familiares y amigas suyas.

Tres helicópteros de la Guardia Civil y la Policía Nacional, las unidades de tierra y mar de la DYA (organización de ayuda en carretera) y Cruz Roja, así como un buque de la Armada que se acercó a la bahía de Zumaya, no pudieron hacer nada frente a un mar embravecido que en media hora convirtió en chatarra lo que al caer aún era un autobús intacto, además de desplazarlo 100 metros del lugar donde se había precipitado.

"Lo peor es la impotencia que sientes sabiendo que están ahí", decía visiblemente afectado un joven de la Cruz Roja.

A las cuatro de la tarde se habían desvanecido las esperanzas de poder rescatar el resto de los cadáveres.

Una hora después, responsables de Cruz Roja, DYA, Guardia Civil, Policía Nacional y Ertzantza, se reunían en la sede del PNV de Zumaya, bajo la presidencia del lendakari, Carlos Garaikoetxea, que se presentó en el lugar del siniestro para coordinar los trabajos de salvamento que se realizaban aprovechando el cambio de mareas desde los tres puntos estratégicos de la bahía.

El autobús, de la empresa PESA, cubre habitualmente la línea regular de los 30 kilómetros que separan Zumaya de la capital donostiarra, y es el servicio de transporte más utilizado en la zona. Cubre el trayecto con paradas en todos los pequeños municipios del recorrido.

El conductor fallecido, José Osa Martija, llevaba 12 años trabajando en la empresa, en este autobús, un pegaso Comet, con matrícula B-5248-B y algo más de 12 años de antigüedad.

El vehículo "había tenido su correspondiente revisión reglamentaria", según declaró en el mismo lugar del siniestro un representante de la empresa.

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