Los bancos ofrecen dinero al Estado para garantizar sus cuentas de resultados ante la reducción de los tipos de interés
Las autoridades económicas presionan con todos sus medios para que haya una baja significativa de los tipos de interés que ayude a una recuperación de la demanda privada de crédito y a un crecimiento de la economía española por el lado de la actividad interna. Los recortes significativos en los precios a los que el Estado está dispuesto a tomar dinero son claros. Algunos bancos miran con temor sus cuentas de resultados de 1985; otros, por el contrario, han adoptado medidas desde hace meses para prepararse ante esta reducción de la rentabilidad de sus activos y gozan de una mejor situación relativa.
El anuncio, inusual en la forma, del Banco de España de que volvía a presionar a la baja los tipos de interés por él controlados -subasta de préstamos a entidades financieras, venta de pagarés del Tesoro a bancos y cajas de ahorro a uno y tres meses, y reducción de la retribución de la parte remunerada del coeficiente de caja- ha levantado ampollas entre las instituciones financieras por lo inesperado. El presidente de la patronal bancaria tuvo conocimiento de ello en el aeropuerto de Barcelona, ciudad a la que se había dirigido para asistir a una conferencia. Los responsables de los grandes bancos nacionales se enteraron en la tarde del viernes y no siempre de manera oficial.Las reacciones han sido de dos tipos. Algunos bancos se quejan de que el panorama para 1985 se ensombrece, ya que se reduce la rentabilidad de una parte importante de sus activos de forma significativa. Cálculos de un experto bancario cifraban en 2.000 millones menos los ingresos que en un año van a recibir los bancos por la reducción de 1/8 de punto en la remuneración del 13% del total de sus pasivos computables. Las cajas de ahorro recibirían 700 millones de pesetas menos por este mismo concepto. A ello, aducen, hay que añadir la repercusión de menores ingresos por el coeficiente monetario, que afecta al 12% del pasivo total, y que debe cubrirse con pagarés del Tesoro, cuyos tipos de interés vienen descendiendo de forma uniforme desde hace más de un año.
Frente a esta reducción sensible en los ingresos sólo cabe una retribución menor de los pasivos (depósitos) de estas instituciones financieras. Y ahí entran las acusaciones mutuas entre bancos. Al principio del mes de septiembre, los grandes bancos acordaron bajar, de forma uniforme, lo que pagan por el dinero que reciben de empresas y particulares. Dos meses después de esta decisión, los más optimistas señalan que se está cumpliendo en los casos de nuevos clientes y, en menor medida, en las renovaciones de depósitos ya existentes antes del verano. Cada banco señala que hace lo que puede por cumplir el pacto, pero que son los competidores los que doblan el brazo antes.
Otros bancos, al margen de intentar pagar menos por el dinero que captan, han iniciado desde hace algunos meses una política más agresiva a la hora de obtener una mayor rentabilidad por sus colocaciones. Han ido al copo en la concesión de créditos a grandes empresas con reconocida solidez, como pueden ser las eléctricas. Además han ofrecido dinero al Estado para comprar títulos de las emisiones por él puestas en el mercado a tipos de interés más elevados. Así, en el mes de octubre, cuando la Dirección General del Tesoro abrió el plazo para la suscripción de bonos a tres años de amortización y con un interés del 15,25%, tres grupos bancarios hicieron peticiones muy importantes.
El grupo del Vizcaya pidió 60.000 millones de pesetas, sobre todo para Banca Catalana; el Urquijo-Unión solicitó 25.000 millones. Estas dos entidades están exentas de cubrir coeficientes y se encuentran en una situación de liquidez fuerte. El plazo de los bonos del Estado coincide con el tiempo que les queda a estas entidades para empezar a cubrir coeficientes.
Pero, junto a estos dos bancos, Banesto ofreció 25.000 millones de pesetas para la adquisición de bonos, y esta entidad tiene que cubrir coeficientes. La tendencia a la baja de los tipos de interés parece que empieza a ser aceptada y que en el próximo año los ahorradores privados recibirán fuertes presiones para que acepten recibir una retribución menor por sus ahorros.
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