Niños prematuros
Con un poco de estupor y un tanto de indignación, leo el artículo publicado por un periodista de EL PAIS el día 14 de octubre de 1984 sobre una niña nacida en Barcelona, considerada como caso único, no ya nacional, sino entre casos totalmente aislados en el mundo.Entre otras cosas, hacía el comentario: "Su pequeño pulmón hizo acopio de vitalidad y empezó a respirar por sí mismo. La niña pesó al nacer 465 gramos, y medía 30 centímetros en la 27ª semana de gestación". Pues bien, hace ahora 13 meses nació una hija mía con dos o tres semanas menos de gestación, tras permanecer la madre cuatro días en la UVI (13 en total) a causa de una eclampsia. Obviamente, durante este tiempo la niña no se alimentó absolutamente de nada y, sin embargo, se tragó las 12 drogas (medicamentos) que suministraron a la madre. Nació la niña mediante cesárea, con 630 gramos, según un historial, y con 500 gramos según otro; 33 centímetros de longitud, 23 centímetros de cráneo y 19 centímetros de perímetro torácico. El hecho de que fuera mayor en todos los sentidos obedece simplemente a una razón fisiológica, pues de la misma manera que un bebé pesa al nacer cuatro kilos, otros pesan cinco kilos, y mientras unos miden 48 centímetros, otros miden 52 centímetros. La niña precisó de respirador artificial durante 88 días, pues no tenía ni formados los pulmones, terapéutica que no ha precisado la citada niña de Barcelona. Hecho este que crea una dependencia que desgraciadamente pocos niños en circunstancias tan adversas consiguen superar. No es mi intención con estas líneas suscitar ninguna polémica, sino dejar las cosas en su justo lugar, como, por ejemplo, dejar de manifiesto la competitividad del equipo tanto de la UVI como el de Neonatal de la Residencia Sanitaria de Cruces (Baracaldo), circunstancia que no creo que nadie ponga en duda.
Deseo una pronta recuperación de la niña y animo a sus padres a que confíen en Dios, pues, seguramente, lo peor ya ha pasado.-
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