Los avances científicos permiten diagnosticar el 85% de las malformaciones congénitas
Los avances científicos experimentados en los últimos cinco años por la medicina perinatal, que se ocupa de la gestación y el nacimiento, permiten hoy el diagnóstico durante el embarazo del 85% de los defectos congénitos de cierta entidad y posibilita el tratamiento intrauterino en gran número de malformaciones. A pesar de ello, la aplicación de estos avances es socialmente desigual y a tan espectaculares posibilidades se contrapone la existencia de numerosos embarazos mal o insuficientemente controlados, según se ha puesto de manifiesto en la VI Reunión Nacional de Medicina Perinatal, que concluyó en Barcelona el fin de semana pasado.
A esta contradicción se suma además la de que no hay remedio -excepto el consabido viaje a Londes o Amsterdam- para un importante número de malformaciones que son descubiertas a tiempo de practicar un aborto por indicación médica, porque la ley que lo despenaliza parcialmente está todavía en suspenso, pendiente del dictamen del Tribunal Constitucional.Los avances técnicos en el diagnóstico y tratamiento de las malformaciones congénitas tienen una gran importancia social, ya que en España uno de cada 40 recién nacidos, vivo o muerto, presenta algún tipo de defecto congénito de importancia y uno de cada 20 está afectado por una anomalía menor. El problema es importante, no sólo porcentualmente, sino también en cifras absolutas, pues se calcula que nacen cada año alrededor de 25.000 niños con algún tipo de defecto congénito.
De ahí que los esfuerzos médicos en esta especialidad tengan una mayor repercusión y los avances sean más espectaculares. Hoy, la ciencia médica permite diagnosticar y tratar malformaciones graves como la hidrocefalia, que constituye el 10% de los casos y es un defecto progresivo en el que la acumulación de líquido impide el desarrollo del cerebro; o la hidronefrosis, en la que el órgano afectado es el riñón y constituye otro 10% del total de malformaciones, según el presidente de la comisión organizadora de estas jornadas, el doctor José María Carrera. También pueden tratarse adecuadamente con farmacología específica las cardiopatías congénitas, básicamente las arritmias y la taquicardia paroxística.
Según el doctor Carrera, las cromosomopatías, entre las que destaca el mongolismo, pueden diagnosticarse preventivamente en la totalidad de los casos, aunque en la práctica esta posibilidad no alcanza por igual a toda la población porque las pruebas necesarias sólo se practican a lo que se considera población de riesgo, y este es un concepto que varía en la práctica en función muchas veces de los medios sanitarios disponibles.
"A esta situación hay que sumar la contradicción de que las pruebas que permiten diagnosticar estas malformaciones han de realizarse entre las 14 y las 16 semanas de gestación, pero no podemos hacer nada porque la ley que despenaliza el aborto en estos supuestos continúa sin entrar en vigor. El único recurso que tiene la madre a la que diagnosticamos que su hijo será subnormal es ir a Londres o a Amsterdam a abortar. Y este es un problema grave con el que nos encontramos frecuentemente, porque la mujer que rechaza el aborto ya no se hace la prueba para averiguar si existe la malformación".
Problema de estadísticas
La generalización de las nuevas posibilidades de diagnóstico están permitiendo que importantes áreas de la geografía española, especialmente las urbanas, puedan beneficiarse de estos avances, pero en muchas otras zonas todavía sigue siendo cierto, como hasta hace unos años ocurría en toda España, que el 80% de los nacimientos con malformaciones constituyan una sorpresa para los padres y para los médicos que atienden el parto.Los datos más recientes revelan que los defectos congénitos se están convirtiendo en la primera causa de mortalidad perinatal, no porque hayan aumentado su incidencia, sino porque las mejoras en la asistencia perinatal han permitido disminuir otras causas de mortalidad frecuentes hasta hace poco.
Pero uno de los problemas que han puesto de manifiesto estas jornadas, en las que han participado unos 600 especialistas de toda España, es la imposibilidad de valorar la extensión de estos problemas por una elemental carencia de estadísticas: "En España es imposible hoy determinar el índice de mortalidad perinatal porque el certificado de defunción legalmente vigente no se ajusta a las directrices de la Organización Mundial de la Salud. En España, cualquier muerte que se produce hasta las 24 horas del nacimiento se considera un aborto, cuando la OMS indica que debe registrarse como muerte perinatal la del niño que supera los mil gramos de peso, tanto si se ha producido cuando se encontraba en el seno materno como si ha muerto en los siete días siguientes a su nacimiento".
Las estadísticas hoy son precarias y están basadas casi exclusivamente en prospecciones.
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